domingo, 24 de septiembre de 2023

EL VIAJE DE LA ATLÁNTIDA (II)


El sol de la mañana inundaba la cubierta del barco mientras zarpaba del puerto, cargado de equipos y suministros para la expedición. El profesor Maximilian observaba el horizonte con su catalejo, impaciente por comenzar la búsqueda.

"Estamos muy cerca, lo presiento", decía entusiasmado a su joven ayudante. "Según mis cálculos, la Atlántida-ovni debe hallarse justo en el centro del Triángulo de las Bermudas".

El ayudante inspeccionaba los sonares y demás instrumentos científicos, no tan convencido como el profesor de que fueran a encontrar una nave extraterrestre hundida, pero cautivado por la promesa de la aventura.

Tras varios días de navegación, una densa niebla rodeó al barco mientras se adentraban en el legendario Triángulo. Extraños zumbidos interferían las comunicaciones por radio. El joven ayudante se estremeció, pero el profesor permanecía imperturbable, escrutando las agitadas aguas en busca de cualquier anomalía.

"¡Allí!", gritó de pronto, señalando un extraño resplandor verdoso bajo la superficie. Ordenó preparar el sumergible y pronto se hundieron en las profundidades oceánicas, siguiendo el misterioso brillo. Cuando el resplandor se hizo más intenso, emergió ante ellos la silueta de una colosal nave dorada semihundida en el lecho marino.

"¡La Atlántida!", exclamó el profesor. Su teoría estaba en lo cierto. Pero justo cuando se disponían a explorar el interior de la nave, una intensa sacudida estremeció el sumergible. Una luz cegadora los envolvió y luego... oscuridad.

Despertaron en una luminosa sala, sin rastro del océano. Ante ellos había un extraño ser, de grandes ojos oblicuos. "Bienvenidos a la Atlántida", dijo. "Soy el comandante Nautilus. Hemos aguardado milenios su llegada".

El comandante Nautilus condujo a los atónitos exploradores a través de relucientes pasillos, narrando la historia de la legendaria Atlántida mientras avanzaban.

"Hace muchos milenios, nuestro planeta Natal se vio amenazado por una terrible catástrofe. Para salvar a nuestra civilización, construimos esta nave y partimos en busca de un nuevo mundo al que llamar hogar. Hallamos la Tierra y utilizamos nuestra tecnología para camuflar la nave como una isla, permaneciendo ocultos mientras estudiábamos a los humanos". 

El profesor Maximilian no cabía en sí de emoción, grabando cada palabra. "¡Sabía que la Atlántida no podía ser obra de meros humanos! Sus extraordinarios avances solo podían ser obra de extraterrestres".

El comandante asintió. "Desgraciadamente, un fallo técnico nos obligó a sumergir la nave abruptamente. Hemos estado atrapados bajo el océano desde entonces, incapaces de reparar los daños o retomar nuestra misión. Hasta ahora..."

Llegaron a una enorme cúpula transparente que ofrecía una deslumbrante vista del océano. Ante ellos se erguía la imponente nave dorada, intacta tras milenios bajo el agua.

"Con su ayuda, podemos por fin reparar la Atlántida y continuar nuestro viaje cósmico. A cambio, compartiremos nuestra tecnología con la humanidad, iniciando una gloriosa nueva era de progreso", declaró solemne el comandante.

El profesor y su ayudante intercambiaron una mirada. Aquello superaba sus expectativas más optimistas. 

“Y es que, en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira” (Exitosa frase para salirse de situaciones incómodas acuñada por Ramón de Campoamor entre el 24 de setiembre de 1817 y el 11 de febrero de 1911)

Y que cumplas muchos más de los 81 de hoy y que los éxitos acompañen a tu club ... menos cuando juegue contra el Barça.  Premi per a qui encerti en quin estadi es canta aquesta cançó...


 

 

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