007, CON LICENCIA PARA ORBITAR
Era una noche fría y despejada en el observatorio Kleť, cerca de České Budějovice, República Checa. Antonín Mrkos, el director del observatorio, estaba revisando las fotografías que había tomado con el telescopio de 1,06 metros. Buscaba algún objeto nuevo o interesante en el cielo, como solía hacer cada noche.
De repente, su atención se fijó en un pequeño punto de luz que se movía lentamente entre las estrellas. Era un asteroide, sin duda, pero no uno que él conociera. Comparó la imagen con los catálogos de asteroides y comprobó que no había ninguno registrado en esa posición. Era un descubrimiento.
Llamó a su asistente, Pavel, que estaba en la sala contigua. Le mostró la fotografía y le pidió que confirmara sus datos. Pavel se puso a trabajar con el ordenador y pronto le dio la respuesta.
- Es un asteroide nuevo, señor. Tiene unos 5 kilómetros de diámetro y orbita entre Marte y Júpiter. Su excentricidad es de 0,1517 y su inclinación de 5,859 grados.
- ¿Y su periodo orbital?
- Unos 1421 días, señor.
- Excelente, Pavel. Has hecho un buen trabajo. Ahora tenemos que comunicar nuestro hallazgo a la Unión Astronómica Internacional y proponer un nombre para el asteroide.
- ¿Tiene alguna idea, señor?
- Sí, la tengo. Mira la fecha de hoy.
Pavel miró el calendario y vio que era el 5 de octubre de 1983.
- ¿Y qué tiene de especial, señor?
- Es el cumpleaños de un famoso escritor británico, Ian Fleming. El creador de James Bond.
- ¿James Bond? ¿El agente secreto?
- El mismo. Me gustan mucho sus novelas y sus películas. Creo que sería un buen homenaje ponerle su nombre al asteroide.
- ¿No le parece un poco… extravagante, señor?
- No más que otros nombres que se han puesto a los asteroides. Hay uno llamado Mr. Spock, otro llamado Frank Zappa y otro llamado Asterix. ¿Por qué no James Bond?
- Bueno, supongo que tiene razón, señor. Es su descubrimiento y puede ponerle el nombre que quiera.
- Así es, Pavel. Y creo que James Bond se merece estar entre las estrellas. Es un héroe de nuestra época.
- Como usted diga, señor.
Antonín Mrkos escribió un informe con los datos del asteroide y lo envió a la Unión Astronómica Internacional junto con su propuesta de nombre. Al cabo de unos meses recibió la confirmación oficial: el asteroide había sido aceptado y registrado con el número 9007 y el nombre James Bond.
Antonín Mrkos se sintió orgulloso de su logro y celebró con una copa de champán. Brindó por Ian Fleming, por James Bond y por el asteroide que llevaba su nombre.
Pavel le acompañó con una sonrisa forzada. Pensaba que su jefe estaba un poco loco, pero no se atrevía a decírselo. Después de todo, era un gran astrónomo y el asteroide tenía licencia para orbitar.
“El hombre nunca será libre hasta que el último rey sea estrangulado con las entrañas del último sacerdote” (Como podemos observar con la lectura de esta frase, a Denis Diderot no le caían nada bien ni los coronados ni los de la sotana. Nació el 5 de octubre de 1713 para impulsar la Enciclopedia y poner los fundamentos de la Revolución francesa)
Y que cumplas muchos más de los 72 de hoy aunque el siguiente aniversario te caiga en lunes y no te guste. A mi tampoco me va el jueves y ya ves aquí estoy: felicitándote. I aquí estem, solos en l'Univers, sense saber quin nom posar-los a les pedres que estan per sobre dels nostres caps. Com es cabregin ens cauran totes damunt.
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