VAMOS DE PASEO, ¡PI, PI, PI!
El sol se filtraba por las ventanas tintadas del coche, creando un juego de luces y sombras sobre el rostro de Laura. Ella estaba tumbada en el asiento trasero, con los ojos cerrados y los auriculares puestos, escuchando una melodía relajante. No le importaba el tráfico, ni el ruido, ni el tiempo. Sabía que su coche se encargaría de todo, llevándola a su destino de forma segura y eficiente.
Los coches autónomos habían revolucionado el transporte en el mundo. Gracias a la inteligencia artificial y a la comunicación entre vehículos, se habían eliminado los atascos, los accidentes y las emisiones contaminantes. Los coches podían coordinarse entre sí para optimizar el flujo de tráfico, adaptándose a las condiciones de la vía y a las preferencias de los pasajeros. Los coches también ofrecían una variedad de servicios y entretenimientos a bordo, desde películas y juegos hasta masajes y aromaterapia.
Laura disfrutaba de estas ventajas, pero también echaba de menos algo. Extrañaba la sensación de conducir, de tener el control, de sentir la velocidad y la adrenalina. Recordaba con nostalgia los días en que su padre le enseñaba a manejar su viejo coche manual, con el que recorrían las carreteras secundarias y los paisajes rurales. Era una experiencia diferente, más humana, más auténtica.
De repente, su coche le habló con una voz suave y femenina.
- Laura, hemos llegado a tu destino. Espero que hayas disfrutado del viaje.
Laura abrió los ojos y se quitó los auriculares. Miró por la ventana y vio el edificio donde trabajaba, un rascacielos de cristal y metal que se alzaba sobre la ciudad. Se incorporó y cogió su bolso.
- Gracias, coche. Ha sido un viaje muy agradable.
- De nada, Laura. Es un placer servirte. ¿Quieres que te espere o que te busque más tarde?
- Mejor que me busques más tarde. No sé cuánto tiempo voy a tardar.
- Está bien. Te enviaré un mensaje cuando esté cerca. Que tengas un buen día, Laura.
- Igualmente, coche.
Laura salió del coche y se dirigió a la entrada del edificio. El coche se alejó por la calle, buscando un lugar donde aparcar y recargar su batería. Laura se preguntó si algún día volvería a conducir un coche como el de su padre, o si eso sería solo un recuerdo del pasado.
“Vengarse es el objetivo de aquellos que se sienten de algún modo derrotados. Yo no estaba vencido, me dije. Y siempre es mucho mas interesante pensar en la victoria que en la venganza.” (Anne Rice, escritora vampírica por excelencia, nacida el 4 de octubre de 1941 y traspasada a la habitación de al lado en 2021 se ignora si por una mordida de vampiro)
Y que cumplas muchos más de los 62 de hoy aunque para tí sea sólo otro día más sin verla. Perquè avui no he gran cosa més de desitjar-vos bones i tropicals nits, almenys en aquesta part de l'hemisferi nord.
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