ADIOS, OTOÑO
Hoy es el último día del otoño. El sol se pone temprano, tiñendo el cielo de naranja y violeta. El aire es frío y seco, y las hojas crujen bajo los pies de los transeúntes. En una pequeña plaza, hay un banco de madera donde se sientan dos personas: un hombre y una mujer. Ambos tienen unos treinta años, y se conocen desde la infancia. Son amigos, pero también algo más.
Ella se llama Ana, y es una periodista que trabaja en un periódico local. Tiene el pelo castaño y rizado, y los ojos verdes. Lleva un abrigo gris y una bufanda roja. Él se llama Luis, y es un profesor de historia en un instituto. Tiene el pelo negro y liso, y los ojos marrones. Lleva una chaqueta azul y una gorra. Ambos llevan una taza de café en las manos, que les calienta las manos.
- ¿Te acuerdas de cuando éramos niños y jugábamos en esta plaza? - le dice Luis a Ana, mirando a su alrededor.
- Claro que me acuerdo. Aquí fue donde nos conocimos, ¿recuerdas? - le responde Ana, sonriendo.
- Sí, fue en un día como hoy, pero hace veinte años. Tú estabas haciendo un muñeco de nieve, y yo te ayudé a ponerle la nariz de zanahoria. - le recuerda Luis, riendo.
- Y luego nos hicimos amigos, y empezamos a ir al mismo colegio, y luego al mismo instituto, y luego a la misma universidad. - continúa Ana, nostálgica.
- Y luego nos enamoramos, y nos besamos por primera vez, y nos hicimos novios. - añade Luis, acercándose a ella.
- Y luego nos separamos, y nos fuimos a vivir a ciudades diferentes, y nos perdimos la pista. - dice Ana, apartándose de él.
- Y luego nos reencontramos, y nos dimos cuenta de que aún sentíamos algo el uno por el otro, y nos hicimos amantes. - dice Luis, cogiéndole la mano.
- Y luego nos dimos cuenta de que no podíamos seguir así, y nos hicimos amigos. - dice Ana, soltándole la mano.
Los dos se quedan en silencio, mirando al frente. No saben qué decirse, ni qué hacer. Saben que hoy es el último día del otoño, y también el último día que se verán. Mañana, Ana se irá a París, a trabajar en un periódico internacional. Luis se quedará en Barcelona, a seguir dando clases de historia. Ambos tienen sus vidas hechas, sus sueños cumplidos, sus planes trazados. Pero también tienen un vacío en el corazón, una nostalgia en el alma, una duda en la mente.
- ¿Y si nos quedamos? - le pregunta Luis a Ana, rompiendo el silencio.
- ¿Y si nos vamos? - le pregunta Ana a Luis, devolviéndole la pregunta.
- ¿Y si nos damos otra oportunidad? - le pregunta Luis a Ana, mirándola a los ojos.
- ¿Y si nos decimos adiós? - le pregunta Ana a Luis, bajando la mirada.
Los dos se quedan en silencio, sin saber qué responder. Saben que hoy es el último día del otoño, y también el último día que tendrán para decidir. El sol se oculta tras los edificios, dejando el cielo en penumbra. El aire se vuelve más frío y más seco, y las hojas caen de los árboles. En una pequeña plaza, hay un banco de madera donde se sientan dos personas: un hombre y una mujer. Ambos tienen unos treinta años, y se conocen desde la infancia. Son amigos, pero también algo más.
"Es sorprendente lo poco que realmente sabemos de las personas que conocemos. Todos llevamos una máscara." (Anthony Powell, nacido el 21 de diciembre de 1905 sin máscara. Luego se puso una que le duró hasta los 95 años. Y si, tod@s llevamos una máscara ¡Menos mal porque soportamos poco la verdad desnuda!)
Hoy hubiese cumplido 76 años, pero se quedó en 67. Tal vez se ahogó entre sus "dos aguas". A les tres del matí se'ns va la tardor i entrarà l'hivern que, per a despistar-nos, s'acompanyarà amb una pujada de temperatures i el seu fidel acompanyant d'aquests temps: la sequera.
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