lunes, 18 de diciembre de 2023

LA MENTIRA DE LA EURODIPUTADA


Era un día soleado en Bruselas, y la eurodiputada Dolores Mont Errat se preparaba para dar el discurso más importante de su carrera. Había sido elegida por la derecha española para denunciar ante el parlamento europeo la supuesta discriminación que sufrían los hablantes de castellano en su país, especialmente en Catalunya. Su objetivo era desgastar al gobierno de coalición que apoyaban los partidos nacionalistas e independentistas, y ganarse el favor de los votantes más conservadores y centralistas.

Dolores sabía que lo que iba a decir era una mentira. Sabía que el castellano era la lengua oficial del Estado, y que nadie era perseguido ni multado por hablarlo. Sabía que las lenguas cooficiales eran un patrimonio cultural y una seña de identidad de millones de ciudadanos, que tenían derecho a usarlas y a recibir educación y servicios públicos en ellas. Sabía que la convivencia lingüística era una realidad en Espanya, y que la mayoría de la gente respetaba y valoraba la diversidad.

Pero no le importaba. Dolores solo pensaba en su ambición personal, en su deseo de notoriedad y poder. No le importaba mentir, ni manipular, ni exagerar. No le importaba crear un conflicto artificial, ni fomentar el odio y el enfrentamiento. No le importaba dañar la imagen de su país, ni la de Europa. Solo le importaba ella misma.

Así que subió al estrado, y empezó a hablar con voz firme y gesto dramático. Dijo que en Espanya se vivía un apartheid lingüístico, que los hablantes de castellano eran discriminados y marginados, que se les negaba el derecho a expresarse en su propia lengua, que se les imponía una lengua extranjera y se les obligaba a renunciar a su identidad. Dijo que era una situación intolerable, que violaba los derechos humanos y los principios democráticos, que atentaba contra la unidad de Espanya y la de Europa. Dijo que era necesario intervenir, que había que proteger a los castellanohablantes, que había que sancionar a los gobiernos autonómicos que promovían el separatismo y la exclusión. Dijo todo eso, y más.

Su discurso fue recibido con aplausos por algunos, con silencio por otros, y con incredulidad por muchos. Algunos eurodiputados le dieron la enhorabuena, otros le pidieron explicaciones, y otros le reprocharon su falta de rigor y de respeto. Dolores se sintió satisfecha, creyendo que había logrado su propósito.

Pero se equivocaba. Su discurso tuvo consecuencias que no había previsto, y que no le gustaron. Su partido perdió credibilidad y apoyo, tanto dentro como fuera de Espanya. Su gobierno recibió críticas y presiones, tanto de sus socios europeos como de sus opositores internos. Su país sufrió una crisis institucional y social, tanto entre las regiones como entre los ciudadanos. Y ella misma se convirtió en el blanco de insultos y amenazas, tanto de los que la acusaban de mentir como de los que la acusaban de traicionar.

Dolores no se arrepintió de haber dado aquel discurso. Se creyó que había sido un gran acierto. Se creyó que había sido una valiente y una patriota. Se creyó que había sido una buena espanyola.

Y no se dio cuenta de que estaba sola, de que solo la apoyaban los 12 eurodiputados de la extrema derecha integrantes de una comisión que querían venir a Catalunya a pasar unas vacaciones a costa de los impuestos de los catalanes.

"Venimos de una nada inconcebible.Nos quedamos un rato en algo que parece igualmente inconcebible, sólo para desaparecer de nuevo en la nada inconcebible." (Peter Wessel Zapffe, nacido el 18 de diciembre de 1899 de un óvulo y un espermatozoide por mucho que él se empeñase en que eso era la “nada inconcebible”. Y, por cierto, que se quedó en esta “nada inconcebible” un rato de más de 90 años)

Y que cumplas muchos más de los 43 de hoy y espero que hayas encontrado muchos genios que te hayan frotado bien ¿o era al revés?  Algú s'ha preguntat qui paga els viatges i l'estada a aquests i aquestes dotze eurodiputats que venen a informar sobre la "discriminació" dels nens castellanoparlants a l'escola catalana?




 

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