viernes, 5 de enero de 2024

LA NUBE DE LUCAS

 

Me llamo Lucas y tengo ocho años. Vivo en una ciudad donde no llueve desde hace mucho tiempo. La sequía es tan fuerte que la gente está desesperada. Los padres le piden a los reyes magos que traigan la lluvia como regalo. Dicen que es lo único que puede salvarnos.

Yo no creo en los reyes magos. Creo que son unos viejos que se disfrazan y que nos engañan. Creo que la lluvia no depende de ellos, sino de la naturaleza. Creo que hay que hacer algo más que pedir deseos. Creo que hay que actuar.

Por eso, este año, no he escrito ninguna carta a los reyes magos. En vez de eso, he hecho un experimento. He cogido una botella de plástico, la he llenado de agua y le he puesto un poco de sal. Luego, la he colgado en la ventana de mi habitación, donde le da el sol. He esperado a que el agua se evapore y se condense en la botella. He esperado a que se forme una nube.

Y lo he conseguido. He creado una nube. Una nube pequeña, pero una nube al fin y al cabo. Una nube que puede llover. Una nube que puede ser mi regalo.

Hoy es el día de los reyes magos. Hay una cabalgata por las calles de la ciudad. La gente está emocionada. Dicen que los reyes magos han traído las nubes de lluvia. Dicen que por fin va a llover.

Yo no voy a la cabalgata. Me quedo en casa, con mi nube. La miro con orgullo. La acaricio con cuidado. La animo con cariño.

-Vamos, nube, tú puedes. Tú puedes llover. Tú puedes hacer lo que los reyes magos no pueden. Tú puedes ser mi regalo.

Y entonces, pasa lo increíble. Mi nube empieza a llover. A llover dentro de la botella. A llover solo para mí.

Y yo me río. Me río de los reyes magos. Me río de la gente. Me río de la sequía.

Porque yo he conseguido lo que nadie ha conseguido. Porque yo he creado lo que nadie ha creado. Porque yo he hecho lo que nadie ha hecho.

He hecho llover.

“Sólo falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo” (Gaspar Melchor de Jovellanos, nacido el 5 de enero de 1744. Está visto que sus padres no perdieron el tiempo buscándole un nombre, aunque se olvidaron de Baltasar)

Y que cumplas muchos más de los 56 de hoy y sigas haciéndonos bailar a tod@s junt@s. Feia més de 1100 dies que no plovia. La sequera havia arrasat els camps, els rius i les esperances. Ell mirava al cel cada matí, buscant un núvol. Un dia, va sentir una gota en el front. Després una altra, i una altra més. La pluja desitjada havia arribat per fi. Van ser aquestes tres gotes exactes. 


 

 

 

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