viernes, 19 de enero de 2024

 ¿QUIÉN SE ATREVE A JUZGAR?


En un pequeño pueblo, el viejo juez había fallecido tras una larga vida dedicada a la justicia. Su sustituto tardaría en llegar y los asuntos pendientes se amontonaban en el juzgado. Los habitantes del pueblo, preocupados por el orden y la paz, eligieron como juez provisional a un hombre honrado y sabio, al que todos apreciaban por su rectitud y su prudencia. Al día siguiente, el nuevo juez se sentó en el estrado para presidir su primer juicio. Se trataba de un caso de robo con violencia, y el acusado era un joven delincuente con antecedentes.

El fiscal tomó la palabra y expuso con brillantez y elocuencia las pruebas que inculpaban al reo. Narró con detalle cómo el joven había asaltado a una anciana en una calle oscura, le había arrebatado su bolso y le había propinado una brutal paliza. Mostró las fotografías de la víctima, ensangrentada y magullada, y pidió la máxima pena para el culpable.

-¡Qué horror! ¡Qué atrocidad! -exclamó el juez, conmovido por el relato del fiscal-. ¡Tiene razón el fiscal! Este joven es un monstruo que merece ser castigado con todo el rigor de la ley.

-Señoría -le interrumpió el secretario del juzgado-, aún debe escuchar al abogado defensor.

El abogado defensor se levantó y comenzó a hablar con igual maestría y persuasión que el fiscal. Explicó que el joven acusado era un huérfano que había crecido en la calle, sin amor ni educación. Que había sufrido el abuso y la explotación de los adultos, que lo habían obligado a robar y a drogarse. Que la noche del crimen, estaba bajo los efectos de una sustancia que alteraba su percepción y su voluntad. Que se arrepentía profundamente de lo que había hecho y que pedía una oportunidad para rehabilitarse y reinsertarse en la sociedad.

-¡Qué pena! ¡Qué desgracia! -dijo el juez, compadecido por la historia del abogado-. ¡También tiene razón el abogado! Este joven es una víctima de las circunstancias que merece una segunda oportunidad.

-¡Pero señoría! -protestó el secretario del juzgado-. ¡No es posible que tengan la razón los dos! Tiene que dictar una sentencia.

-¡También tiene razón el secretario! -reconoció el juez, confundido y angustiado-

Y, abrumado por la responsabilidad, se levantó y abandonó el juzgado, dejando el caso sin resolver.

“La estupidez es el talento para la equivocación” (Hoy, Edgar Alan Poe hubiese cumplido 215 años. Sólo cumplió 40. Menos mal porque nos llenó de auténtico miedo para toda la eternidad. Aunque a mí, la frase, me ha hecho sonreír)

Y que cumplas muchos más de los 85 de hoy... sin olvidarte de respirar aunque no sea el aire de ella.


L'aire és vital per a viure, però el seu aire és la meva raó de ser. Quan els meus pulmons s'omplen de la seva essència, sento que per fi estic a casa, que tota la meva ànima la pertany. Sense el seu alè, m'asfixio en una existència buida. Només els seus petons poden fer bategar el meu cor, que d'una altra forma ja hauria deixat de funcionar. Ella és el meu manteniment, el meu oxigen, el meu tot. Sense la seva presència el món es torna gris. Com podria sobreviure lluny de l'única cosa que dona sentit als meus dies? Ella és l'aire que respir, el meu bàlsam i la meva vida. Sense ella, simplement deixaria de ser.

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