jueves, 21 de marzo de 2024

AMANECER APOCALÍPTICO


El 21 de marzo de 1843 amaneció en Sackets Harbor, Nueva York, con un cielo encapotado, presagiando no solo el fin del invierno, sino, según el predicador William Miller, el fin de todo.

El fervor apocalíptico se respiraba en el aire. Los milleristas, con sus ropas blancas y semblantes expectantes, se congregaban en las plazas y en las afueras del pueblo, aguardando el fatídico momento.

En la taberna local, un grupo de hombres discutía acaloradamente:

"Ya lo verán, les digo," bramó Jebediah, un leñador corpulento, "las trompetas sonarán y el fuego purificador descenderá del cielo."

"Tonterías," refutó Eli, el tabernero, con un escepticismo irónico. "¿Acaso no ha predicho este Miller el fin del mundo ya tres veces? Y aquí seguimos, tan vivos como siempre."

"Esas eran pruebas de fe," intervino Martha, la costurera, con un tono solemne. "Esta vez es la definitiva, lo siento en mis huesos."

Las burlas de Eli no lograron disipar la tensión en el ambiente. A medida que avanzaba la tarde, la expectación crecía. Algunos se subieron a los techos de sus casas para tener una mejor vista del "espectáculo celestial".

Llegada la medianoche, el silencio se apoderó del pueblo. Todos los ojos estaban clavados en el cielo, esperando la señal.

Y entonces... nada.

Las estrellas seguían brillando, imperturbables. El viento susurraba entre las ramas de los árboles. La vida continuaba su curso inexorable.

Al amanecer, la desilusión se apoderó de los milleristas. Algunos se encerraron en sus casas, avergonzados por su credulidad. Otros, como Jebediah, buscaron excusas: "El Señor ha cambiado de opinión", "No estábamos preparados".

En la taberna, Eli se sentó a la barra con una sonrisa victoriosa.

"¿Y bien, Jebediah?" preguntó, sirviéndole una cerveza. "¿Acaso no te dije que era una farsa?"

Jebediah bebió en silencio, con la mirada perdida en el horizonte.

"Quizás tengas razón, Eli," murmuró finalmente. "Quizás el fin del mundo no sea un evento, sino un proceso. Un proceso que comienza con la decepción y la duda."

"La sabiduría está en saber cuándo hablar y cuándo callar." (Ogyū Sorai, nacido el 21 de marzo del diabólico año de 1666… siguió la senda de los pocos sabios que en el mundo han sido como dijo aquél)

Hubiese cumplido 84 años pero se quedó en 70... y much@s lloraron por él.


Lamento silenciós

Les notes melancòliques del piano suraven en l'aire, embolicant l'habitació en una aura de tristesa. Ella, asseguda al costat de l'instrument, els seus dits acariciant les tecles amb suavitat, deixant escapar un plor silenciós a través de la música.

Les llàgrimes corrien per les seves galtes, barrejant-se amb les tecles blanques i negres. Cada nota era una súplica, un anhel per un amor perdut, una súplica per un consol que no arribava.

En la penombra de l'habitació, només la música l'acompanyava. Un lament en clau de sol menor que ressonava en el seu cor, un ressò d'un amor que s'havia anat, però que ella es resistia a oblidar.

 

 

 

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