SOLO HAGO MI TRABAJO
Era una noche fría y lluviosa, y él caminaba por las calles vacías con paso apresurado. Llevaba un abrigo negro y un sombrero de ala ancha que le cubrían el rostro. En su mano derecha, sujetaba una pistola con silenciador. En su mano izquierda, una carpeta con documentos comprometedores.
Se dirigía a un viejo edificio de ladrillo, donde le esperaba su contacto. Había conseguido infiltrarse en la organización criminal que controlaba la ciudad, y ahora tenía la prueba que necesitaba para desmantelarla. Era un agente secreto, y estaba a punto de cumplir su misión.
Pero no se sentía orgulloso ni satisfecho. Al contrario, se sentía cansado y vacío. Había sacrificado demasiado por su trabajo: su familia, sus amigos, su identidad. Había visto y hecho cosas horribles, y no sabía si podría volver a ser el mismo. Se preguntaba si valía la pena, si había algo más en la vida que la violencia y el engaño.
Llegó a la puerta del edificio, y miró a ambos lados. No había nadie. Introdujo la llave que le habían dado, y entró. Subió las escaleras hasta el tercer piso, y buscó el número 13. Golpeó tres veces, y esperó.
La puerta se abrió, y una mujer rubia le sonrió. Era su contacto, y también su amante. Le había ayudado a infiltrarse, y le había dado algo de calor en las noches frías. Era la única persona en la que confiaba, la única que le hacía sentir algo.
—Hola, cariño -le dijo ella, besándole en los labios-. ¿Lo tienes?
—Sí, lo tengo -le dijo él, entrando en el apartamento-. Aquí está.
Le entregó la carpeta, y ella la abrió. Revisó los documentos con rapidez, y asintió con satisfacción.
—Es perfecto -dijo ella-. Con esto, podremos acabar con ellos. Eres un héroe, amor.
—No, no lo soy -dijo él, con amargura-. Solo soy un hombre que hace su trabajo.
—No digas eso -dijo ella, abrazándole-. Eres mucho más que eso. Eres el hombre que amo.
—¿Me amas? -preguntó él, con incredulidad-. ¿De verdad me amas?
—Claro que te amo -dijo ella, mirándole a los ojos-. ¿Por qué lo dudas?
—Porque yo no sé si te amo -dijo él, con sinceridad-. No sé si soy capaz de amar.
Ella le besó de nuevo, y le susurró al oído:
—No te preocupes, yo te enseñaré. Ven, vamos a la cama. Mañana será otro día.
Él se dejó llevar, y la siguió. Se quitó el abrigo, el sombrero, y la pistola. Se acostó con ella, y la besó. Pero no sintió nada. Solo frío y lluvia.
"El respeto mutuo significa la disposición de ver el mundo desde el punto de vista del otro." (Michael Walzer, nacido hoy hace 89 años y lo felicitamos por ello. También por la frase que no por ser una obviedad se cumple siempre)
Y que cumplas muchos más de los 28 de hoy y, tranquilo, ya no estarás en el club selecto de los "27".
Totes les nenes estan deprimides
Els estudiants entren a classe amb semblants apagats. A penes intercanvien paraules. La professora intenta animar el debat però el seu entusiasme xoca contra la indiferència. Només Juan respon, encara que sense ganes. En acabar la jornada, els alumnes es dispersen en grups petits, embardissats en els seus auriculars. Una parella es deté en sortir de l'edifici i comença a besar-se, buscant entre si l'espurna que els falta. Els altres estudiants s'allunyen amb la mirada perduda, entotsolats en les seves pròpies preocupacions.
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