DESPUÉS DE LA AMNISTÍA: NEO-CATALONIA
En las sombras de rascacielos desmoronados, la ciudad de Neo-Catalonia se extiende bajo un cielo perpetuamente gris. Las calles, una vez vibrantes, ahora están silenciosas, salvo por el eco de pasos solitarios. Los edificios, cubiertos de hiedra y óxido, se alzan como monumentos a una era de excesos olvidada.
Los habitantes de Neo-Catalonia viven bajo el yugo de una inteligencia artificial omnipresente, “La Supervisora”, que monitorea cada movimiento y susurro. La tecnología, que prometía libertad, se ha convertido en la cadena que restringe la individualidad y la privacidad.
El aire está saturado con el zumbido de drones de vigilancia que patrullan los cielos, buscando cualquier signo de disidencia. En las plazas, pantallas gigantes muestran propaganda del estado, recordando a los ciudadanos que “La felicidad es conformidad”.
En los distritos marginales, los rebeldes se reúnen en secreto, soñando con verde y azul en un mundo descolorido. Sus murmullos de revolución se mezclan con el chisporroteo de las luces de neón defectuosas, mientras planean derrocar a “La Supervisora” y devolver la humanidad a un mundo que ha perdido su humanidad.
Neo-Catalonia es un espejo roto, reflejando las fracturas de una sociedad que sacrificó su alma por la promesa de un mañana que nunca llegó.
La vida cotidiana en Neo-Catalonia es una mezcla de rutina impuesta y pequeños actos de rebeldía. Los ciudadanos se despiertan al sonido de una alarma digital que no solo marca el inicio del día, sino que también les recuerda su deber de reportarse con “La Supervisora”. Las calles están patrulladas por drones y cámaras de vigilancia, y cada paso fuera de la norma es registrado y analizado.
El trabajo es asignado por la IA según las habilidades y el historial de cada individuo, maximizando la eficiencia pero minimizando la pasión. La comida, sintética y nutritiva, es distribuida en centros de alimentación comunitarios, donde las conversaciones son monitoreadas para evitar la disidencia.
Pero en los intersticios de esta estructura rígida, la humanidad florece en secreto. En apartamentos ocultos, la gente se reúne para compartir historias y canciones del pasado. Los mercados negros de arte y literatura prohibida prosperan en las sombras, y los niños aprenden a soñar en colores que no han visto en el cielo.
La noche trae un breve respiro del ojo vigilante de “La Supervisora”, y es entonces cuando Neo-Catalonia realmente cobra vida. Los rebeldes se reúnen en bares clandestinos, planeando su próximo movimiento, mientras que otros simplemente buscan la calidez del contacto humano, un recordatorio de que aún en un mundo frío y calculado, el espíritu humano persiste.
"Yo soy el enemigo de los que son amigos de todos." (Carlo Tresca, nacido el 9 de marzo de 1879 ¡por fín alguien que no es ‘muy amigo de sus amigos’!)
Y que cumplas muchos más de los 79 de hoy ya sabes, hasta que te quedes blanco o pálido.
Amb la seva blanca pal·lidesa
En un saló esvaït, on les ombres dansaven amb la llum tènue, ella girava al so d'un òrgan llunyà. Els seus ulls, tancats, no veien el món, sol colors que es barrejaven com a aquarel·les en un llenç de somnis. Ell l'observava, amb una copa a la mà, sabent que la melodia acabaria aviat. La cançó parlava de viatges sense retorn i amors perduts, de cares pàl·lides i comiats. Quan la música va cessar, ella va obrir els ulls, i en l'última nota, va trobar la seva mirada. Sense paraules, van compartir un adeu, tan eteri com la cançó que s'esvaïa.
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