EL DERECHO AL DESORDEN Y LA HUIDA
En la era de la hiperconectividad, donde la vida se mide en "likes" y la felicidad se finge en filtros, dos derechos fundamentales parecen haberse evaporado: el derecho al desorden y el derecho a marcharse tantas veces reivindicado por Baudelaire.
Vivimos en una sociedad obsesionada con la pulcritud, la organización y la productividad. El caos se demoniza, la espontaneidad se censura y la desconexión se considera un pecado.
Las agendas rebosan de citas, las notificaciones invaden la mente y el tiempo libre se convierte en un lujo escaso. La vida se vuelve una carrera de obstáculos en la que la meta es llegar al final sin despeinarse, sin perder la compostura, sin mostrar una pizca de imperfección.
¿Pero dónde queda la libertad de desorganizarse, de dejarse llevar por el impulso, de perderse en la vorágine del caos sin ser juzgado? ¿Dónde está el derecho a decir "basta", a tirar la toalla, a marcharse sin dar explicaciones?
En un mundo que nos exige ser perfectos, eficientes y felices 24/7, el derecho al desorden y la huida se convierten en actos revolucionarios. Son la reivindicación de nuestra humanidad, de nuestra imperfección, de nuestro derecho a ser impredecibles.
Desordenarse no significa destruir, sino romper con la monotonía, desafiar la lógica preestablecida, crear nuevos caminos. Marcharse no significa huir, sino buscar nuevos horizontes, explorar otras posibilidades, reencontrarse con uno mismo.
Es hora de reivindicar estos dos derechos olvidados. Es hora de celebrar el caos, la imperfección y la libertad de elegir nuestro propio camino. Porque en un mundo que nos quiere dóciles y predecibles, la rebeldía más poderosa es el derecho al desorden y la huida.
"La adulación es la moneda falsa que suele recibir el hombre de manos de su vanidad." (Étienne Aignan, nacido el 9 de abril de 1773 fue un escritor en el que sus libros fueron de mano en mano y ninguno se los quedaba, como la falsa moneda)
Y que cumplas muchos más de los 47 de hoy y que seas siempre feliz... si puedes, claro.
Feliços junts
El sol brilla a través de les persianes, tenyint la teva cara d'un to daurat. Els teus ulls s'obren, somrient al meu costat. En aquest moment, no hi ha res més al món. Només nosaltres dos, amagats sota el llençol, units per un amor que ho inunda tot.
Em llevo i et preparo un cafè, com cada matí. La teva aroma m'envolta mentre et sento riure a la cuina. Ens asseiem a la taula, compartint petons i confidents, mentre la llum del matí s'escampa per la nostra llar.
Surtint al carrer, els nostres dits s'entrellacen. El món gira al nostre voltant, però nosaltres només tenim ulls l'un per l'altre. Passegem pel parc, riem amb les històries absurdes que ens expliquem, i juguem com nens sota la pluja.
Al vespre, ens acaronem al sofà, envoltats per la calidesa de la llar. Compartim un llibre, una pel·lícula o simplement el silenci còmode que només existeix entre dos que s'estimen.
Abans de dormir, et miro als ulls i et dic: "Sóc feliç junts". I tu, amb un somriure tendre, em respons: "Jo també". En aquest moment, sé que res no pot canviar la nostra felicitat.
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