EL PROYECTO MK ULTRA: Y NOS QUEJÁBAMOS DE MENGELE
En un laboratorio que parecía más una cripta olvidada, con paredes que susurraban secretos y luces parpadeantes que apenas desafiaban la oscuridad, el Dr. Grimesey, el arquitecto de este laberinto mental, se movía como un espectro entre sus sujetos de prueba.
"¿Qué ves?", preguntaba con voz que resonaba como un eco en una tumba, mientras administraba una dosis de LSD a su último paciente, un hombre conocido solo como el Sujeto 12.
El Sujeto 12, con ojos que reflejaban un cosmos de terror, murmuraba, "Ve... veo sombras danzantes, susurros de demonios que me llaman."
"Interesante," respondía Grimesey, anotando cada palabra con la precisión de un relojero. "La mente se revela en su estado más puro, un lienzo para nuestra obra."
Los pasillos del proyecto MK Ultra resonaban con los ecos de los gritos y súplicas de aquellos atrapados en sus experimentos. Las drogas, el aislamiento, la privación sensorial, todo servía para fracturar la psique y reconstruirla a la imagen de sus creadores.
Pero el Sujeto 12 comenzó a resistirse, su mente luchando contra la invasión como un castillo sitiado. "¡No! ¡No son reales!", exclamaba, mientras las sombras se retorcían en las paredes, formando figuras grotescas.
"La realidad es subjetiva," susurraba Grimesey, "y nosotros somos los maestros de su subjetividad."
El Sujeto 12, en un acto de desesperación o iluminación, rompió sus ataduras y se abalanzó sobre Grimesey. En ese momento, la línea entre la locura y la cordura se desvaneció, y el experimento se convirtió en el experimentador.
El proyecto MK Ultra, con sus métodos inquietantes y resultados inciertos, se desmoronó bajo el peso de su propia moralidad retorcida. Como en las historias de Poe, la locura prevaleció, y la oscuridad se tragó los secretos que nunca debieron ser descubiertos.
"El único modo de conservar la salud es comer lo que no quieres, beber lo que no te gusta y hacer lo que preferirías no hacer." (Juan Montalvo del 13 de abril de 1832, y aunque parezca otra cosa, era escritor y liberal no médico)
Y que cumplas muchos más de los 78 de hoy quedándote con ella de una vez que lo está deseando.
Ens anem a quedar junts?
En la penombra de la nit, dos cors bateguen a l'uníson, dos ànimes entrellaçades en una dansa de desig. Ell murmura paraules meloses a la seva orella, prometent un amor etern, un refugi contra les tempestes de la vida. Ella, amb els ulls brillants d'emoció, s'entrega a la seva promesa, desitjant un futur on l'amor sigui l'únic far que els guii.
"Ens anem a quedar junts?", pregunta ella amb veu tremolosa, un fil d'esperança trencant el silenci.
Ell la mira amb tendresa, els seus llavis dibuixant una promesa silenciosa. "Per sempre", respon, la seva veu plena de convicció.
I en aquell instant, sota la llum tènue de la lluna, dos cors es fonen en un, units per un amor que desafia el temps i l'espai. Un amor que els diu: "Ens anem a quedar junts."
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