martes, 16 de abril de 2024

EL ÚLTIMO VOTO

 

Las elecciones estaban a la vuelta de la esquina, y la ciudad vibraba con una tensión palpable. Carteles de colores vivos y promesas grandilocuentes adornaban cada esquina, pero para Ana, cada palabra resonaba hueca, cada sonrisa en los afiches le parecía un engaño más en una larga lista de traiciones.

Había dedicado años de su vida a la política, creyendo en la posibilidad de un cambio, en la fuerza del pueblo. Pero ahora, sentía la sumisión como una cadena alrededor de su cuello, un peso que la arrastraba hacia la apatía.

La mañana de las elecciones, Ana se paró frente a la urna con una decisión que pesaba más que el plomo. Miró su voto, un pedazo de papel que simbolizaba tanto su esperanza como su hartazgo. Con un suspiro, lo depositó en la ranura, preguntándose si realmente importaría.

Cuando los resultados se anunciaron, y el candidato menos esperado ganó por un solo voto, Ana comprendió que incluso en el mar de la desilusión, un solo acto de fe podía cambiarlo todo.

“El camino más corto para hacer muchas cosas es hacer solamente una cosa a la vez” (Samuel Smiles hoy hace 120 años que se largó a la habitación de al lado y fiel a lo que pensaba ya no hizo más cosas de las que tenía pendientes)

Hubieses cumplido 77 años pero hace 13 que dejaste de pasear por la calle Baker con tu banjo.

Els records del carrer Baker

El fum s'escurria pels meus dits, embolicant-me en una boira nostàlgica. La melodia de Baker Street ressonava en la penombra del bar, transportant-me a un Londres humit i fred. Un taxi groc, com un far en la nit, em va portar a un passat ple de secrets i amors prohibits.

La seva mirada, verda com el mar després de la tempesta, em va captivar en un instant. Els seus llavis, suaus com el pètal d'una rosa, van murmurar paraules que encara ressonen en la meva memòria.

Un petó sota la llum tènue d'un farola, una promesa de futur que es va esvair com el fum del meu cigarret. Baker Street, testimoni silenciós d'un amor perdut, em recorda que el temps no es pot detenir, ni tan sols amb la melodia més dolça.

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