domingo, 28 de abril de 2024

EL SÍNDROME DEL RETROVISOR


Ana conducía por la autopista, sus ojos fijos en la carretera que se extendía ante ella como una cinta gris sin fin. Sus manos aferraban el volante con una fuerza desproporcionada, sus nudillos blancos como la nieve contra el cuero negro. La tensión en su cuerpo era palpable, cada músculo tenso como un arco listo para disparar.

Ana padecía del síndrome del retrovisor, una condición que la obligaba a mirar constantemente hacia atrás, revisando el camino que ya había recorrido, obsesionada con los errores cometidos, las oportunidades perdidas y los caminos no tomados.

En su mente, la autopista no era solo una vía para llegar a un destino, sino una metáfora de su vida. Cada kilómetro recorrido era un año que pasaba, cada curva un giro inesperado, cada accidente una herida emocional que aún dolía.

Ana miraba por el retrovisor y veía una imagen borrosa de sí misma, una niña alegre y llena de sueños que se había ido desvaneciendo con el paso del tiempo. Veía las decisiones equivocadas que había tomado, las oportunidades que había desperdiciado, las personas que había amado y perdido.

Un nudo de tristeza se formaba en su garganta cada vez que miraba hacia atrás. Sentía una profunda insatisfacción con su vida, una sensación de que nunca había alcanzado su verdadero potencial.

Pero Ana también sabía que no podía vivir mirando constantemente hacia atrás. Tenía que seguir adelante, aunque fuera con el corazón roto y el alma llena de cicatrices.

Con un profundo suspiro, Ana desvió la mirada del retrovisor y la fijó en la carretera que tenía por delante. Sabía que no podía cambiar el pasado, pero sí podía construir un futuro mejor.

Pisó el acelerador con decisión, dejando atrás la imagen borrosa de su pasado y avanzando hacia un futuro incierto, pero lleno de esperanza.

"Interpretamos la vida en los momentos de máxima desesperación." (Roberto Bolaño, nacido el 28 de abril de 1950, en los 50 años que estuvo por aquí le dio tiempo a interpretar la vida sin estar desesperado)

Y que cumpla muchos más de los 50 de hoy... la canción porque el autor ya hace mucho que no cumple. Ah! Saludos a mis amig@s del Phuskin. 


Melodia d’amor

En la penumbra d'un sofà de vellut vermell, la seva mà s'esvaeix sobre la meva. Un ritme lent i sensual marca el compàs de la nit, mentre la seva veu, càlida com el vi de Porto, em murmura paraules d'amor. La melodia de Barry White flueix per l'aire, envoltant-nos en un núvol de romanticisme.

Els seus llavis, suaus com pètals de rosa, roben els meus en un bes apassionat. Els seus ulls, brillants com estrelles, reflecteixen la llum de les espelmes que parpellegen sobre la tauleta.

En aquest moment, el món s'esvaeix. Només existim nosaltres dos, units per la força invisible de l'amor. La melodia continua, transportant-nos a un regne de somnis i desitjos, on tot és possible.

I en aquesta dansa d'amor, ens perdem, trobant-nos l'un en l'altre, nit rere nit, al so inoblidable de "Love's Theme".

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario