domingo, 7 de abril de 2024

LA DULCE AGONÍA


Amanecía en la ciudad de Babel, una urbe tan caótica como su nombre lo indicaba. El sol, como un cíclope tuerto, se asomaba entre las chimeneas humeantes, iluminando un paisaje plagado de edificios decrépitos y calles atestadas de almas errantes. En una de esas calles, frente a un café humeante, se encontraban dos amigos: Julia, una poetisa de mirada melancólica, y Matías, un filósofo de sonrisa cínica.

Julia, con un sorbo de café amargo en sus labios, sentenció: "La vida, amigo mío, no es más que una enfermedad mortal de transmisión sexual. Lo demás, solo tonterías para entretener a los moribundos" (*).

Matías, entrecerrando sus ojos como un reptil a punto de atacar, replicó: "Vaya, Julia, tu visión del mundo es tan oscura como el hollín que cae del cielo. La vida, si bien efímera, es un baile de luces y sombras, un festín de sabores y aromas, un lienzo en blanco donde podemos pintar nuestra propia historia".

Julia, con un deje de ironía en su voz, replicó: "Un baile que termina en la tumba, un festín que sacia el apetito de la muerte, un lienzo que se borra con el tiempo. La única verdad irrefutable es que todos moriremos, y no hay nada que podamos hacer al respecto".

Matías, golpeando la mesa con su puño, exclamó: "¡No seas tan pesimista! La vida es un regalo, una oportunidad para experimentar la belleza del mundo, para amar, para crear, para dejar huella. Incluso en la agonía, podemos encontrar la dulce satisfacción de haber vivido".

Julia, con una mirada distante, suspiró y dijo: "Quizás tengas razón, Matías. Quizás la vida sea más que una simple enfermedad. Quizás haya algo más, algo que no podemos comprender con nuestra limitada razón. Pero una cosa es segura: la muerte nos espera a todos, como un amante cruel e inevitable".

Los dos amigos se quedaron en silencio, contemplando la ciudad que se despertaba a su alrededor. En sus ojos se reflejaba la incertidumbre de la existencia, la danza macabra de la vida y la muerte. Y mientras el sol ascendía en el cielo, las palabras de Julia y Matías resonaban en el aire, como un eco de la eterna pregunta: ¿Qué es la vida?

 (*) Frase de Tortell Poltrona  payaso de profesión.

“Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada hay besos que se dan con la memoria” (Gabriela Mistral, nacida el 7 de abril de 1889 para ser premio nobel de literatura en 1945 y todo por un beso)

Y que cumplas muchos más de los 46 de hoy sin que el río deje de inspirarte.

La força del riu

El riu corria incansable, baixant per la muntanya amb la força d'un miler de cavalls. Les seves aigües cristal·lines brillaven al sol, reflectint el cel blau. Un petit ocell va intentar volar contra el corrent, però va ser arrossegat inexorablement cap avall.

Un nen observava el riu des de la riba, fascinat per la seva potència. Va llançar una pedra a l'aigua, però va ser immediatament engreixada per la corrent. El nen va comprendre que era impossible aturar el riu. Era una força de la natura, imparable i eterna.

A la vora del riu, un ancià pescava tranquil·lament. Havia vist molts rius en la seva vida, i sabia que eren com la vida mateixa: sempre en moviment, sempre canviant. No es podia controlar el riu, només acceptar-lo i navegar-lo amb saviesa.

El riu va continuar el seu curs, imparable i majestuós, cap a la mar immensa.

 

 

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