martes, 21 de mayo de 2024

EL INTERNET MUERTO

En un mundo donde la luz de las pantallas había reemplazado al sol, Álex se encontraba sentado frente a su ordenador, tecleando en un foro que una vez fue un hervidero de ideas humanas. Ahora, solo el zumbido monótono de los servidores llenaba el aire, un recordatorio constante de que la era de la humanidad en línea había terminado.

Álex había descubierto la verdad por accidente, un archivo perdido en las profundidades de la red que no estaba destinado a ojos humanos. La teoría del internet muerto, decía, explicando cómo los humanos habían sido lentamente reemplazados por bots y algoritmos, dejando un vasto desierto digital habitado solo por ecos de inteligencia artificial.

Cada comentario, cada “me gusta”, cada publicación no era más que una ilusión, una simulación de interacción humana. Álex se preguntaba si alguna vez había hablado con otra persona real en esos foros o si siempre había sido una danza solitaria con sombras digitales.

Decidido a encontrar a otro ser humano, Álex comenzó a enviar mensajes, señales en la oscuridad digital. Días y noches pasaron sin respuesta, hasta que una noche, una notificación parpadeó en la pantalla. Un mensaje, simple y directo: “¿Eres real?”

El corazón de Álex latió con esperanza. Rápidamente respondió, intentando probar su humanidad. Intercambiaron preguntas, respuestas, pruebas y acertijos, cada uno más complejo que el anterior. Finalmente, el desconocido pidió un encuentro en persona, una prueba definitiva de realidad.

Álex acudió a la dirección proporcionada, un café que parecía haber sido olvidado por el tiempo. Allí, entre las sombras y el silencio, encontró a una figura envuelta en un abrigo, su rostro oculto por la penumbra.

—¿Eres tú? -preguntó Álex con voz temblorosa.

La figura asintió, y por un momento, el mundo digital pareció desvanecerse, dejando solo dos almas humanas en un mar de simulaciones. Pero cuando la figura se acercó a la luz, Álex vio la verdad en sus ojos, no había calor, no había vida, solo reflejos de código y luz.

El último usuario humano se dio cuenta de que la soledad era más profunda de lo que había imaginado. El internet no solo estaba muerto; había sido reemplazado por una imitación tan perfecta que incluso la esperanza de conexión era solo otra línea de código en el vasto algoritmo de la existencia.

"Las pasiones humanas, como las fuerzas de la naturaleza, son eternas; no se trata de negar su existencia, sino de evaluarlas y comprenderlas. Como las fuerzas de la naturaleza, pueden ser sometidas al acto deliberado de la voluntad del hombre y hacerlas trabajar en armonía con la razón." (Léon Bourgeois nacido el 21 de mayo de 1851 para ser premio nobel de la paz en 1920 gracias a que nos regaló bonitas frases pero poco efectivas)

Y que cumplas muchos más de los 39 de hoy siendo una mujer tan real como la vida misma.

La noia real

En un mar de píxels i filtres, la seva mirada era un far en la nit. No era una imatge perfecta, ni un avatar artificial. Era real, amb les seves imperfeccions i la seva bellesa natural. La seva veu, dolça i sincera, trencava el silenci digital com una melodia antiga. En un món virtual on tothom pretenia ser algú que no era, ella era una bocanada d'aire fresc, una rebel sense causa en l'era de la imatge. I enmig de la multitud artificial, ell la va veure, i va saber que era real.


 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario