¡AL FIN! EL FIN DEL MUNDO TIENE FECHA
Las trompetas angelicales no sonaron, ni tampoco se abrieron las puertas del infierno. Un simple tuit del presidente de la Comisión para el Fin del Mundo bastó para poner en jaque a la humanidad: "El fin del mundo llegará el 14 de marzo de 2042, a las 15:37 horas GMT. Prepárense para lo inevitable".
El mundo entero se sumió en el caos. Las redes sociales explotaron en un torbellino de memes, teorías conspirativas y desternillantes despedidas virtuales. Las bolsas de valores se desplomaron a la velocidad del rayo, mientras que los precios del chocolate y el vino se disparaban hasta niveles astronómicos.
Los gobiernos, por su parte, se apresuraron a organizar fiestas apocalípticas masivas. Se instalaron escenarios en las plazas de las principales ciudades, donde famosos de dudosa reputación amenizaban el fin de la existencia con sus desafinados conciertos. Los más previsores compraron billetes de ida a Marte, aunque las agencias espaciales advirtieron de que los vuelos estaban completos hasta el 2342.
En medio de la locura colectiva, una minoría irreductible se negaba a aceptar la fecha fatídica. Algunos se refugiaron en sectas apocalípticas, mientras que otros optaron por vivir sus últimos días al máximo, sin importar las consecuencias.
El 14 de marzo de 2042 llegó, y el mundo siguió girando. El sol salió como siempre, los pájaros cantaron y las personas siguieron con sus vidas cotidianas. La Comisión para el Fin del Mundo se disculpó por la confusión y anunció que se habían equivocado en la fecha. El nuevo fin del mundo se reprogramó para el 21 de noviembre de 2487.
Un suspiro de alivio recorrió el planeta. Al menos, todavía nos quedaban 463 años para disfrutar de la vida, o al menos, para intentar entenderla.
"Los hombres se olvidan de vivir porque están ocupados en ganarse la vida." (Margaret Fuller, nacida el 23 de mayo de 1810 para ser periodista y activista de los derechos de la mujer lo que la mantuvo ocupada durante los 40 años que estuvo por aquí)
Y que cumplas muchos más de los 41 de hoy edad en la que te tienes que ir olvidando de la gatita atómica y reconvertirte en una pantera apañada.
La flama eterna
En la foscor de la nit, sota el cel ple d'estrelles, la jove mirava la flama que dansava a la llar de foc. Els seus ulls brillaven amb una llum tènue, reflectint la calidesa de la llar i els records del passat.
Un cop, aquella flama havia estat el símbol del seu amor etern, un amor que creia que duraria per sempre. Però el temps, com sempre, s'havia encarregat d'apagar la flama de la passió, deixant només les cendres del record.
Ara, la jove mirava la flama amb una tristesa serena. Sabia que mai més tornaria a ser la mateixa, però també sabia que la llum del seu amor mai s'apagaria del tot. Sempre romandria viva en el seu cor, com una flama eterna.
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