sábado, 6 de julio de 2024

 ¿HACE FALTA SER SINCER@?

Así que ahí estaba yo, en el bar, sosteniendo mi copa como si fuera mi única amiga fiel en el mundo. Ya saben, el típico viernes por la noche: luces tenues, música que parece gritar "¡diviértete o muere en el intento!", y mis amigos, que están más preocupados por quién tiene más seguidores en Instagram que por cualquier otra cosa.

De repente, se me acerca este tipo con una sonrisa que podría vender seguros de vida a un vampiro. “Bonito vestido,” me suelta, y yo, ingenua de mí, pienso que quizás esta noche no va a ser tan mala después de todo. Pero no, claro que no. Porque luego añade, con la delicadeza de un elefante en una tienda de porcelana, “lástima que no te quede tan bien.”

¡Toma ya! Como si alguien me hubiera dado un puñetazo en el estómago. Siento que el suelo se abre bajo mis pies y caigo en una espiral de autocrítica que ni Freud podría desentrañar. Miro a este espécimen de ser humano, esperando que se ría y diga que es una broma, pero nada. El tío se queda ahí, mirándome como si acabara de darme un consejo de vida.

Río, sí, pero de esa manera que uno ríe cuando no sabe si ha oído un chiste o si acaba de ser insultado. Algo así como un "ja, ja, qué gracioso, pero ¿qué demonios te pasa?" Siento cómo me suben los colores, y no porque haya bebido demasiado vino. No, esto es pura vergüenza y una pizca de ira.

Intento recomponerme, pero cada vez que abro la boca siento que estoy a punto de soltar una maldición digna de una película de Tarantino. Así que le digo, con mi mejor sonrisa falsa, “Gracias por tu… honestidad.” ¡Zasca! A ver cómo te las apañas con eso, campeón.

El tipo se larga, satisfecho como si hubiera ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Impertinencia, y yo me quedo ahí, mirándome en el reflejo de mi copa. Y entonces lo entiendo: el ‘pirop-hostia’ no es más que una táctica para ver si te dejan peor que a una piñata después de una fiesta infantil.

Sigo intentando fingir que todo está bien, pero claro, mi mente es un bucle infinito de "¿De verdad no me queda bien? ¿Será que todos lo piensan y nadie me lo dice?" Y mientras tanto, mis amigos siguen en su mundo paralelo de selfies y filtros.

Al final, decido que el único remedio para esto es otra copa de vino. O dos. Y tal vez una pizza. Porque, amigos, si algo he aprendido esta noche es que el verdadero amor incondicional solo viene en una caja de cartón con un logo de pizzería.

«Gran tormento vivir con quien nos odia; mayor suplicio tratar con quien no nos comprende» (Niceto Alcalá Zamora, nacido el 6 de julio de 1877 para ser presidente de la República española entre 1931 y 1936. Esa frase no sé si la dijo pensando en los espanyoles o en los catalanes pero viene que ni pintada para decir que no vales la pena vivir así. Es mejor que cada un@ vaya por su lado)

Y que cumplas muchos más de los 52 de hoy haciendo versiones tan logradas como la del vídeo.

I ara, què?

En Joan, amb la mirada perduda en el gris del cel, s'aferra a la barana del balcó. La Mercè, el seu amor de tants anys, l'ha deixat. Un buit immens s'obre als seus peus, com un precipici sense fons. Els records, com ganivets afilats, li punxen l'ànima. I ara, què?

La ciutat s'estén davant seu, immensa i indiferent al seu dolor. El soroll del trànsit, un murmuri llunyà. Un taxi passa, amb una parella jove que riu a la part posterior. Un cop més, la punxada de la solitud.

Tanca els ulls, respirant profundament. I ara? La vida continua, malgrat tot. Un pas a la vegada, una nova alba per descobrir. En Joan baixa del balcó, preparat per afrontar el camí incert que s'obre davant seu.


 

 

1 comentario:

  1. U fa mol be com la canta pero a mi donam la Edit Piaf,el escrit poc comentaris tin, bona nit

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