SIEMPRE LO MISMO
Soy un hombre ya maduro, curtido en mil batallas. Con los años, he aprendido que las noticias son una especie de bucle infinito de desesperanza y repetición. Cada mañana, mientras mi vecino se zambulle en los titulares con el fervor de un novato, yo me limito a sorber mi café y observar el mundo desde mi balcón.
—¿Ya leíste lo del escándalo del ministro? —me grita Pepe, mi vecino, desde el otro lado del seto.
—Déjame adivinar —respondo con una media sonrisa—, corrupción, desvío de fondos y una rueda de prensa llena de mentiras.
Pepe levanta el periódico, incrédulo. No entiende cómo siempre acierto. No sabe que, para mí, todo esto es solo un déjà vu constante. La juventud me regaló el fervor de la novedad, pero la madurez me lo arrebató, dejándome solo la resignación del eterno retorno.
Una tarde, mientras me dirigía al bar del barrio, escuché a unos jóvenes discutiendo sobre el futuro del país, sus voces llenas de esperanza y rabia. Recordé haber sido así alguna vez, pero ahora mi visión del mundo se ha tornado más cínica, más pragmática. La esperanza ha dado paso a la certeza de que todo se repite, que nada realmente cambia.
Al llegar al bar, pedí mi cerveza habitual y me senté en mi rincón favorito, el que me permite ver la televisión sin escucharla. En la pantalla, un presentador gesticulaba con entusiasmo sobre el último desastre político. Me reí por lo bajo y miré a mi alrededor, a los rostros absortos en las mismas historias de siempre.
—¿No te cansas de esa mierda? —me preguntó el camarero, un joven que siempre parece estar de mal humor.
—Ya me las conozco todas —respondí, levantando mi vaso en un brindis solitario—. Las caras cambian, pero las historias siempre son las mismas.
El camarero me miró con escepticismo, pero no dijo nada. Sé que no hay nada que pueda decir para cambiar la perspectiva de un joven todavía lleno de ilusiones.
Esa noche, al regresar a casa, me detuve frente a un cartel electoral lleno de promesas vacías. Me reí y seguí caminando. Las noticias podían seguir girando en su rueda de monotonía; yo ya no tengo tiempo para ellas. En mi mundo, la verdadera noticia es saber cuándo encontraré algo que, por fin, logre sorprenderme.
Y mientras el mundo sigue girando y las noticias siguen repitiéndose, he decidido que mi historia, al menos, no estará dictada por titulares cansinos. Soy un hombre libre, un espectador sin interés en una obra que ya he visto demasiadas veces.
«No se nace demonio, se hace uno demonio. Demonio es, pues, una manera de ser» (Juan David García Bacca, hoy hace 32 años que se fue al cielo por su manera de ser)
Y qu cumplas muchos más de los 77 de hoy porque, ya sabes, en 100 años (o menos) tod@s calv@s.
De sobte
La pluja queia lenta, dibuixant ratlles grises sobre el vidre. Enmig del soroll monòton, un record el va sorprendre com un raig de sol en un dia ennuvolat. De sobte, era jove altre cop, corrent per la platja, el vent als cabells, la rialla de la seva estimada acompanyant-lo. Un somriure es va dibuixar a la seva cara, efímer com l'arc de Sant Martí. I tot tornant a ser silenci, només la pluja i el record d'un amor ja perdut.
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