¿QUÉ HACEMOS SI VIENE ALGUIEN MÁS?
La isla era pequeña, un trozo de tierra flotando sobre un mar infinito. Allí estaban todos, inmóviles, en fila. Se miraban unos a otros, sin hablar, con el peso de un acuerdo tácito sobre sus hombros. Nadie osaba romper la quietud, el equilibrio logrado a base de sacrificios y silencios compartidos.
Habían llegado uno a uno, buscando refugio, buscando espacio. Pero ahora, la isla estaba llena. Ya no cabía nadie más.
Uno de ellos, de traje oscuro como los demás, alzó apenas la voz:
—¿Qué hacemos si viene alguien más?
Los demás se miraron de nuevo, esta vez con incomodidad. Porque la respuesta era obvia, y no querían decirla en voz alta. "Ya no hay lugar", pensaban todos. "Pero, ¿quién somos nosotros para decidir?"
En sus rostros se reflejaba la duda, la culpa. Habían llegado primero, sí, pero eso no los hacía dueños del mundo. Solo ocupantes temporales de una isla que, tarde o temprano, tendría que encontrar nuevas manos que la cuidaran. La pregunta seguía flotando en el aire, pesada como el horizonte gris que los rodeaba.
Y mientras tanto, las olas, implacables, seguían lamiendo los bordes de su isla, recordándoles que, quizás, no eran los únicos que alguna vez necesitaron un refugio.
«Las personas no sienten el calor o el frío, sienten la modificación que sufren en sí mismas causadas por el contacto con el calor o con el frío» (Tommaso Campanella, nacido el 5 de setiembre de 1568 y que por lo leído no tenía ni idea de lo que era el cambio climático)
Y que cumplas muchos más de los 79 de hoy. Uno de los grandes, tanto, que hasta le puso nombre a un año entero. Eso fue allá por 1976...
L'any del gat
Era l'any del gat. Els carrers de la ciutat estaven coberts d'un aire de misteri, com si tot estigués a punt de canviar. La vaig veure entre la boira, una dona amb un somriure enigmàtic i ulls que amagaven secrets d'altres vides. Em va oferir la mà, i sense pensar-ho, la vaig seguir. Cada pas ens allunyava més del món conegut. El temps es difuminava, els dies es convertien en hores, i quan vaig mirar enrere, tot el que havia conegut havia desaparegut. Només quedava el seu somriure i el suau ronroneig del destí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario