lunes, 2 de diciembre de 2024

 EL AMOR DE LAS COSAS NO DICHAS

 

La primera vez que hubo una pareja DADT fue cuando el hombre de las cavernas volvió con un jabalí a medio desollar y la mujer, con el ceño fruncido, prefirió no preguntar dónde había estado la última media jornada. Aquella noche cenaron en silencio, cada uno envuelto en sus pensamientos, mientras el fuego chisporroteaba con resignación. Ella se limitó a masticar la carne, sabiendo que aquel aroma peculiar no era de la montaña que él solía frecuentar. Aquella cueva, como muchas después de ella, era un templo a las cosas no dichas.

Avanzamos un par de miles de años y tenemos a Cleopatra y Marco Antonio. Oh, sí, la historia los recuerda con toda la pompa, pero basta imaginar una de esas noches egipcias, cuando ella regresaba al palacio tras uno de esos "paseos" por el Nilo. Marco Antonio, con su armadura algo arrugada, veía cómo ella entraba, brillando como si llevara puesta la mismísima luna. ¿Preguntar? Claro que no. Marco Antonio ya tenía bastante con los romanos conspirando a sus espaldas, no necesitaba también un complot emocional.

Y así llegamos a nuestro presente ilustrado, donde la sociedad ha decidido ponerle nombre a lo que siempre ha estado ahí, porque parece que si no lo etiquetas, no existe. "Parejas DADT", dicen los artículos modernos, como si se tratara de una receta de cocina o de la última dieta de moda. Clara y Joaquín son una de esas parejas. Clara sale con sus amigas cada jueves, se maquilla con esmero y siempre vuelve a casa con el rímel apenas desviado, un toque de carmín menos en los labios, y una historia aburrida sobre la nueva pizzería de la esquina. Joaquín, mientras tanto, asiente, finge mirar el partido y simplemente no pregunta. Él también tiene sus “paseos” al gimnasio, que nunca terminan de encajar con la cantidad de músculo que parece ganar, pero bueno, Clara tampoco se molesta en cuestionar. Al final, la pizza sabe mejor cuando no tiene un aderezo de interrogatorios.

Por supuesto, la modernidad ha añadido un toque especial: ahora tenemos aplicaciones para todo. Si quieres silencio cómplice, el algoritmo puede proporcionártelo. Una notificación de "Joaquín ha cambiado su estado a 'No preguntes, no cuentes'" bastaría para entender las nuevas reglas del juego. Y ahí están ambos, en el sofá, con pantallas iluminándoles los rostros mientras evitan mirarse a los ojos. No porque no se quieran, sino porque, en realidad, siempre ha sido así: la paz doméstica a menudo florece mejor en el jardín de lo no dicho.

Al final del día, ser una pareja DADT es un arte. Un acuerdo implícito que la humanidad ha perfeccionado durante siglos, solo que ahora tiene un nombre y es tendencia en redes. Y mientras Clara y Joaquín se sientan en su sofá, compartiendo un bol de palomitas y un silencio cómplice, uno no puede evitar pensar que, quizá, etiquetar todo le quita un poco de la magia. Porque, sinceramente, el "no preguntes, no cuentes" es el verdadero amor eterno: el de las cosas que, por el bien de todos, es mejor dejar sin decir.

«La muerte es la más sorprendente de las noticias previsibles» (Jorge Wagensberg, nacido el 2 de diciembre de 1948, setenta años después le sorprendieron con una noticia previsible)

Y que cumplas muchos más de los 43 de hoy y que haya cantidad de esos "otra vez, baby". Por cierto, las coletas ya no te quedan bien.

Baby un altra cop

L'eco del timbre sonà al seu cap, repetint-se com un ressò d'una última oportunitat. Va agafar el telèfon amb mans tremoloses, esperant sentir la seva veu, esperant el perdó que mai havia demanat. “Baby, un altre cop…”, murmurà entre làgrimes d'una nostàlgia que feia massa mal. Però a l'altra banda no hi havia res més que silenci. Silenci, i el record d'un amor tan intens que havia deixat espurnes al seu cor. Ella sabia que l'error havia estat seu, però seguia esperant un miracle. Potser, un altre cop, una última vegada, el destí li oferiria una segona oportunitat.

 

 

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