FINAL DE TEMPORADA

Israel ganó el reality. Lo dijeron en la ONU, en TikTok y hasta en Eurovisión. “Operación Final Season” arrasó en audiencia y en población civil. El jurado internacional —EE. UU., Reino Unido y algún país despistado del Báltico— aplaudió de pie. Gaza quedó tan limpia que Google la borró de los mapas por higiene.

Con el plató desmantelado, vino la crisis. ¿Ahora a quién se mata? El lobby armamentístico organizó una lluvia de ideas: Yemen estaba muy visto, Corea era muy nuclear y atacar Irán daba pereza logística.

Propusieron algo fresco: una guerra interior. “Que cada ciudadano vigile a su vecino”, dijeron. “Que nadie duerma sin una sospecha”.

Y así nacieron las Ligas del Buen Ciudadano. Premios para quien descubriera a un poeta, un pacifista o, peor aún, a alguien con conciencia. Se instalaron espejos inteligentes en los baños para detectar dudas existenciales.

El último en caer fue un general que preguntó, afeitándose:

—¿Y si ya no quedamos los buenos?

El espejo lo marcó como objetivo prioritario. Fue una ejecución limpia.

Como debe ser.

«Donde hay obediencia ciega, no puede haber pensamiento libre» (Camillo Berneri, nacido el 20 de mayo de 1897 para ser anarquista e italiano. Su crítica tanto al fascismo como al autoritarismo comunista le valieron ser asesinado por agentes estalinistas en Barcelona, durante los sucesos de mayo de 1937)

Y que cumplas muchas mañanas más de las que levas acumuladas en tus 82 de hoy. 

Quan arribi l'aurora

La mare li deia que l’aurora era una promesa: que darrere la foscor, sempre venia la llum. Però aquella nit, mentre el soroll dels míssils pintava el cel de cicatrius vermelles, l’aurora trigava massa.

Amb el germà petit adormit entre els braços, va mirar l’horitzó.

—Encara no —va murmurar.

I va cantar. Cantar com ho feia l’avi, com ho feia la mare. Una cançó antiga. Potser italiana, potser inventada. El primer raig de sol li va tocar el front. I aquell dia, l’aurora no va portar la pau, però sí el record de qui l’havia esperat.