sábado, 5 de julio de 2025

 CAMISAS QUE NO SE ARRUGAN

Plancho tu camisa azul como si fueses a ponértela en cualquier momento.

La coloco bien centrada sobre la tabla, como me enseñó mi madre, aunque tú decías que eso era una tontería, que daba igual por dónde se empezara, que total, se iba a arrugar igual al ponérsela. Pero tú no estás aquí para arrugarla. Ni para decir tonterías.

El vapor se eleva como una plegaria muda. La tela, húmeda y tibia, todavía huele a ese suavizante que tanto odiabas. Lo echo por joderte. O por no olvidarte. No lo tengo claro.

Hoy hace justo dos años. Lo sé porque las efemérides se me pegan como las pelusas del forro interior de tus americanas. Y porque esta camisa la llevabas la última vez que viniste a casa sin avisar. Te quedaba mal, pero no te lo dije. Ni que te quedaba mal ni que me jodía que no llamaras. Tampoco que me alegraba cada vez que entrabas por esa puerta como si todavía me quisieras.

Le paso la plancha por el cuello. Una, dos, tres veces. Como si con cada pasada pudiera borrar algo: los gritos, las despedidas a medias, las ganas de llamarte y no hacerlo por orgullo. O por dignidad. O por cobardía, quién sabe.

Termino de plancharla y la cuelgo detrás de la puerta del armario. Junto a las otras. Tus camisas, todas planchadas, todas esperando, todas impecables. Como tú nunca fuiste.

Algún día tiraré todas estas camisas.

Hoy no.

«No buscamos la independencia por vanidad, sino porque es un derecho natural de toda nación.» (Esto que lo podría suscribir cualquier persona que se sienta identificada con su lengua, territorio y cultura, lo dijo Giorgio Borg Olivier nacido el 5 de julio de 1911 para ser primer ministro y convertir al archipiélago de Malta en un país independiente de los británicos el 21 de setiembre de 1964. Y eso que hoy tiene 500.000 habitantes y 311 quilómetros cuadrados)

Nos hubiese gustado celebrar su 82 cumpleaños hoy, pero el último vals lo cantó a los 80. Y no es Ringo Star. Sin ánimo de hacer de spoiler os diré que es el segundo. De nada. 

El pes del silenci

Va arribar al poble amb una guitarra penjada com una promesa trencada. Ningú li va preguntar d’on venia, només li van assenyalar una cadira i un got mig buit. La Maria li va dir que el silenci pesa més que qualsevol motxilla. Ell va somriure, afluixant els dits, com si descarregués un pecat. Quan va tocar el primer acord, el bar va callar. Aquella nit, tots vam notar el pes, però també vam aprendre a deixar-lo anar, nota a nota, entre brindis i mirades mig perdudes.


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario