martes, 1 de julio de 2025

LA GRIETA

(Imagen creada con Inteligencia Artificial) 

Me miro en el espejo mientras me afeito la barba de tres días que insiste en recordarme que la rutina también es una forma de corrupción. La cuchilla se desliza, y cada línea en mi cara me habla de un país que lleva años recortándose la dignidad.

Me acuerdo de la vecina del segundo, la que cada noche grita que la política es un juego de niños ricos con corbata. La escucho a través de las paredes finas, como escucho las promesas electorales que se evaporan antes de llegar al primer café de la mañana.

Dicen que la corrupción empieza cuando confundes el poder con el espejo: te miras, te gustas, y te olvidas de que existimos. Pero no es solo Sánchez, ni Rajoy antes, ni los otros después. La corrupción es el vicio de querer seguir comiendo caviar cuando el país desayuna tostadas quemadas.

La política se ha convertido en un reality: populistas que venden utopías exprés y demócratas que fingen limpiar la casa mientras la moqueta sigue pudriéndose debajo.

Hace tiempo que decidí no encender la tele. Me niego a tragarme el espectáculo de gestos, la falsa indignación, el circo de aplausos impostados. Prefiero mirar el sol colándose entre los edificios, como si aún quedara algo puro que nos salve.

Quizás la solución sea esa: volver a creer en las cosas pequeñas. En la mano que te aprieta el hombro sin pedir nada a cambio, en el café compartido, en la sinceridad torpe de un "lo siento".

Dicen que la democracia se reforma desde dentro. Yo creo que se reconstruye desde la grieta, desde el silencio incómodo que precede a la verdad.

Esta noche, antes de dormir, volveré a afeitarme. Porque aunque la cara siga siendo la misma, hay días en los que me gusta imaginar que, con cada pasada, me acerco un poco más a un país que ya no se miente tanto. 

«La democracia no se sostiene únicamente con votos, sino con ciudadanos conscientes y responsables» (Konstantinos Tsatsos, nacido el 1 de julio de 1899 para ser el más votado para presidente en Grecia en el año 1975)

Y que cumplas muchos más de los 36 de hoy; no te preocupes que algún día ganarás algún concurso de esos de "La Voz" aunque te voy a dar un consejo: cámbiate las pestañas no vaya a ser que con el aire que te dan cojas un resfriado. 

Mel de juny

Et vaig veure ballar amb els ulls tancats, com si cada nota fos un petó inesperat al clatell. Em vas dir que estimar era fàcil, però el teu somriure tenia gust de maduixa robada i promeses a mig escriure. Jo només volia quedar-me dins d’aquell sospir etern, on l’estiu no s’acaba mai i les mans no tremolen. Loving you? Més que un verb, un estiu sencer ficat dins d’un sol batec. Avui, encara ballo sol, però amb la pell plena de la teva mel.


 

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