lunes, 7 de julio de 2025

AGUJA EN EL PECHO

 

Hoy me ha dado por poner vinilos. No por nostalgia —ya no me quedan suficientes memorias vírgenes como para permitirme ese lujo— sino porque el silencio me suena a traición.

He elegido ese disco que nunca te gustó, el de la portada naranja, con esa voz rasposa que tú decías que cantaba como si le doliera cada nota. Yo lo adoraba justo por eso: por su dolor sin maquillaje.

Coloco el vinilo con cuidado, como si pudiera romperse el recuerdo. Lo alineo, bajo la aguja. Crac. Un gemido de estática. Después, la melodía.

El salón está igual que siempre. Tus libros aún desordenados. Tu bufanda en la silla. Pero ahora que lo pienso, no sé si eso lo dejaste tú o lo puse yo para que pareciera que aún vivías aquí. Hay ausencias que necesitan decorado.

Me siento frente al tocadiscos. No hago nada más. Solo escucho. La aguja recorre los surcos como yo recorro lo que fuimos. Raspa. Chirría. Repite. Casi como nosotros.

No sé si echo de menos tu cuerpo o lo que sentía cuando el mío estaba cerca del tuyo. Puede que solo eche de menos ser alguien con quien se escuchaban discos.

Cuando la canción termina, no levanto la aguja. Que siga sonando el ruido. Que siga doliendo. 

«Algunas personas no son buenas, pero tampoco son malas. Simplemente son humanas.» (V. E. Schwab, nacida el 7 de julio de 1987 y a quién felicitamos hoy por su onomástica; puede ser que si nos lee y sabe castellano, le llegue la felicitación. En caso contrario, la disculpamos. Es humana)

Y que cumplas muchos más de los 62 de hoy; y date prisa en enviar la carta antes de que desaparezca el papel. 

La carta que no vaig enviar

Vaig escriure “digues-li” en un full arrugat, amb la mà tremolant.

Digues-li que em feia por somiar amb els seus ulls oberts, que cada cop que deia el meu nom em caigueren totes les defenses.

Però no ho vaig fer.

Vaig guardar el paper dins un llibre que ningú obre, entre paraules mortes.

Potser un dia el trobarà, potser no.

Mentrestant, camino pels carrers, somiant que encara em busca.
Digues-li.

O no li diguis res.

Potser, al final, el silenci és la confessió més valenta


 

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