domingo, 12 de octubre de 2025

LA CASA EN PAUSA

Frené la e-bike y el silencio me mordió los oídos. La casa de enfrente olía a yeso mojado y a cartas sin sello. Tenía el nombre borrado —SAL… algo— como si también se hubiera quitado el apellido para pasar desapercibida.

Apoyé la bici. El cuadro aún vibraba: un latido con enchufe. El guante, sudado; la barandilla, áspera como una verdad que no quiere conversación. En la ventana alta dormía una persiana verde: juraría que respiraba lento.

No vine a ganar nada. Vine a medir si el mundo todavía se mueve cuando yo paro. La rodilla crujió como una puerta mal engrasada; la lluvia, afilando cuchillos detrás de las nubes. Me reí solo: antes corría para llegar; ahora paro para estar.

Me hice una foto por si mañana dudo. Y le hablé a la fachada, así, sin vergüenza:

—Tranquila. A mí también se me borra el letrero por dentro, pero sigo pedaleando.

La casa no contestó. O sí: un olor a tormenta bajó la escalera y me empujó de vuelta al camino. Encendí la asistencia, mínimo. El impulso era mío. La edad, también. La curva próxima hizo un gesto con la mano, como diciendo: ven si te atreves. Y yo, claro, fui.

«El amor es la ley, amor bajo voluntad (Aleister Crowley, nacido el 12 de octubre de 1875 escandalizó a la sociedad de la época. Para empezar su apodo era Frater Perdurabo y The Great Beast 666 (La Gran Bestia); además fue un influyente ocultista, místico, alquimista, escritor, poeta, pintor, alpinista y mago ceremonial británico Y, para acabar, que la filosofía religiosa de Thelema cuyo lema es la frase de hoy)

Quien yo no sé si si era seguidor del Frater Perdurabo es el caballero que canta en el vídeo una canción que nos dice "lo que tu quieras" y lo hace con un ritmo de esos que te levantan de donde estés. Hoy hubiese cumplido 77 años, pero se fue a hacer su voluntad a los 66. 

 Accelerador a fons

Al semàfor, jo dic sí amb els dits i no amb la boca.
Tu rius, fas sonar el clauer com un riff barat i em mous l’agenda dos centímetres.
“Tria tu.”
Quina trampa més tendra: dir-me lliure mentre marques el compàs.
A l’autovia, els neons s’esfilagarsen com pantalons vells.
Penso que l’amor és això: conduir recte i, de sobte, girar.
Et dono el volant.
Em dones la música.
I el món, obedient, canvia de carril—
el que tu vulguis, avui, i jo fent veure que manem tots dos.

 

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