martes, 15 de agosto de 2023

LA REIVINDICACIÓN DE LOS PECHOS


En medio de los muros de silencio que la rodean, como una sombra olvidada en el vasto océano de la música comercial, se encuentra la cantante cuyos acordes apenas rozan los labios de los conocedores. Ella, una musa en la penumbra, una voz ensombrecida por la vorágine del olvido, anhela fervientemente encontrar un camino hacia la cima de la gloria que una vez rozó con sus dedos.

En la oscuridad de su alma creativa, una idea insidiosa se aferra a sus pensamientos. La semilla de la provocación germina, seduciendo su mente con una propuesta audaz, aunque cuestionable. En busca de redención, de una oportunidad para ser escuchada, esa musa olvidada decide que ha llegado el momento de descorrer el velo de la convención y mostrarle al mundo su desnudez, no solo en cuerpo, sino también en espíritu.

El telón se alza lentamente, revelando un escenario vestido de luces tenues y silencio expectante. La cantante emerge de las sombras como una mariposa en la noche, con su figura enigmática enfundada en un vestido de seda negra, susurros de elegancia acompañando cada paso que da. El palpitar acelerado de los corazones en la audiencia anticipa un espectáculo que promete ser único, aunque pocos saben la dimensión de lo que está por acontecer.

La melodía comienza, una sinfonía de notas que flotan en el aire como susurros de un amor prohibido. La voz de la cantante, ahora cargada de una profunda intensidad, se desliza por el escenario como un río de pasión y deseo. Cada palabra que brota de sus labios es un tesoro de emociones, pero ella sabe que eso no es suficiente. La libertad, esa elusiva musa que tantas veces ha buscado, debe ser liberada en su forma más cruda y vulnerable.

El éxtasis del coro llega a su punto álgido. La multitud, cautiva por la magia de su voz, observa en asombro y emoción cada movimiento que ella ejecuta. Y entonces, en un instante eterno, los acordes se desvanecen, los músicos guardan silencio y la cantante se inmoviliza, como una estatua de mármol en medio de un jardín de ébano.

Con un gesto lento y deliberado, sus dedos deslizan las telas de su vestido por sus hombros, revelando la pureza de su forma femenina. La audiencia, inicialmente sorprendida por la audacia de su acto, se encuentra ahora inmersa en un mar de contradicciones. Algunos se aferran a sus butacas, cautivos por la belleza desnuda que se despliega ante sus ojos, mientras que otros desvían la mirada, incapaces de enfrentar la cruda realidad que se les presenta.

En ese momento, la cantante se convierte en una metáfora viviente de la libertad. Sus pechos, símbolos de la feminidad y la vulnerabilidad, se convierten en un estandarte de rebeldía contra los grilletes de la sociedad. La música, ahora en segundo plano, se convierte en el eco lejano de un pasado que ya no importa. Lo que importa es el mensaje, el grito desesperado de una artista olvidada que busca recobrar su voz y su lugar en el firmamento.

Y así, mientras la audiencia permanece en silencio, la cantante se alza como un faro en la noche, iluminando los rincones oscuros de la conciencia colectiva. Su acto de desnudez, aunque controvertido, se convierte en una declaración de independencia, en un recordatorio de que la verdadera libertad radica en la capacidad de desafiar las normas y romper las cadenas impuestas por una sociedad que teme lo diferente.

El telón desciende lentamente, ocultando la figura desnuda de la cantante, pero su mensaje persiste en el aire, flotando como una mariposa rebelde que se niega a ser encerrada. Y aunque el mundo, en su inmensidad indiferente, pueda olvidar una vez más su nombre, la cantante sabe que ha dejado una huella imborrable en los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de presenciar su acto de audacia. Su voz, ahora liberada de las cadenas de la indiferencia, resonará en los rincones más remotos de la memoria colectiva, recordándonos que el arte verdadero no teme confrontar, provocar y desafiar, sino que se alza como un eco de la conciencia social y una invitación a la reflexión.

"Descansar demasiado es oxidarse" (Esto lo dijo Walter Scott, que no hizo vacaciones desde que nació el 15 de agosto de 1771 hasta su óbito -palabra de concurso ridículo- el 30 de setiembre de 1833. El también escribió sobre un preso muy especial, el de Zenda)

Y que cumplas muchos más de los 79 de hoy y no importa que la lluvia no tenga ritmo, sino que llueva. I el meu especial record per a totes aquelles dones que han sofert un càncer de mama perquè elles també reivindiquen la seva llibertat a exhibir-se sense que ningú s'emporti les mans al capdavant.



2 comentarios:

  1. Facebook és hipòcritament carca. Estic d'acord en dubtar entre protesta, hi ha mitjans millors, i pur màrqueting. Ens fem grans, ja dubtem de tot!

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    1. Per això "guardo" en aquest blog els relats. I si, trobo que potser una operació de màrqueting perque no recordo que fes aixó a algun Pais oriental o a alguna esglesia (o catedral) o, i aixó ja sería l'ostia, a algun País musulmà...

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