sábado, 30 de diciembre de 2023

REFLEXIÓN DEL AÑO 2023


Hoy es 30 de diciembre. Mañana será el último día de mi existencia, y quizás el último día de la humanidad. No tengo nada que ofrecer, nada que celebrar, nada que recordar. Mi existencia ha sido una broma cruel, una farsa sin sentido, una pesadilla sin fin.

No sé qué he sido, ni qué he significado. No he sido familia, ni amigo, ni amor. No he sido sueño, ni meta, ni ilusión. No he sido fe, ni esperanza, ni alegría. Sólo he sido la continuación del vacío, de la angustia, y del dolor de los que me precedieron.

He visto pasar mis días, sin poder hacer nada por cambiarlos. He visto a la gente sufrir, sin poder consolarlos. He visto al mundo arder, sin poder apagarlo. He visto a la vida morir, sin poder salvarla.

He sido testigo de la guerra, de la violencia, de la injusticia. He sido testigo de la pandemia, de la enfermedad, de la muerte. He sido testigo de la crisis, de la pobreza, de la desesperación. He sido testigo del odio, de la indiferencia, de la crueldad.

Sólo sé que he existido porque hubo otros como yo que me precedieron y habrá más –supongo- que recogerán mi relevo. Y no guardo ni una pequeña esperanza de que algo cambie, de que algo tenga sentido, de que algo valga la pena.

Todo es una ilusión, una mentira, una trampa y yo estoy condenado a terminar en este infierno, a desvanecerme en este limbo, a olvidarme en este vacío.

Hoy es 30 de diciembre. Mañana será el último día de mi existencia, y quizás el último día de la humanidad. Y no me importa. Nada me importa.

"Las cosas hay que decirlas de tal modo que parezcan inverosímiles para que sean verdaderas." (José Bergamín, nacido el 30 de diciembre de 1895 esa frase es como decir: ‘al revés te lo digo para que lo entiendas’)

Y que cumplas muchos más de los 37 de hoy que, si no te descuidas, los cumples el año que viene.  Eren rebels, somiadors, amants. No els importava el món, només ells. Ballaven sota les estrelles, reien sense parar, es besaven amb passió. Encenien el foc del seu cor, i el deixaven cremar, cremar, cremar. No sabien que el foc també podia destruir, i que aviat es consumirien.


 



 

 

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