lunes, 27 de octubre de 2014

La Vida, ese regalo envenenado


Se nos ha dicho que la aventura de la vida es bonita y merece la pena porque somos nosotros los que la amenizamos con nuestros haceres, nuestros momentos vividos. Y yo me pregunto que porque duele tanto cuando hay desgracias, entendidas por nosotros como tales. 

Quizá no sean tales desgracias, pero se nos enseña a lamentarnos para que caigan las lágrimas en nuestras mejillas y después tengamos que exculpar nuestras obras, para decir "¡pobre de nosotros!", cuando no hemos hecho nada, y de paso culpar a alguien o a algo, para tener la exclusiva de la paupérrima pena que nos ha caído encima. 

 ¿De que valen esos valores que se nos prestaron un día y que han ido formando callo en nosotros mientras respiramos? ¿De que valen tantas situaciones de sacrificio solitario o en compañía ? Lo cierto es que me mata la idea de tener que sobrevivir, la idea de que la mañana siguiente a un día de sol posiblemente venga un día de lluvia y de tormenta ¿Pero quien ha dicho que sea mejor el día de sol que el día de lluvia y atormentado? 

Me sublevo a la idea de lo establecido, ya que puedo hablar de días enteros de color gris, y convertidos en colores vivos y destellantes, porque se han envuelto en momentos llenos de placer y de gloria, de encanto y riqueza. Nadie tiene que llorar por mí, nadie tiene que salvar lo que yo no pueda, nadie tiene que poner fin a nada que yo no quiera, y nadie tiene que hablar por mí, siendo que yo aun tengo voz para declararme. Por mí hago todo, esa es la verdad, y ahí es cuando aparece la verdadera necesidad del ser humano. Me paré a pensar que me muevo por lo que a mí me place, por lo que los demás me aportan, y por lo que en su momento siento para mi bien, porque tengo sacos llenos de egoísmo. 

 Quien me iba a decir a mí que mi planteamiento iba a tener muchos y maravillosos cambios durante el tiempo que estoy en este barco, un barco que tiene muchos camarotes, tantos que me pierdo. En su interior, todo esta protegido, núcleos llenos de cobijo, buen despertar y buen dormir. Pero fuera, llegan todos los contratiempos y se ven, te llegan, y se derraman para todos por igual. La diferencia es que a algunos les pilla debajo del porche o del tejadillo más cercano... ¿Tu me entiendes? Todo y todo es como lo queramos ver, nuestros ojos hacen de reflejo, de filtro, de parapente ante todo... y todo es la vida, las circunstancias, las anécdotas, aquellas que se forman como cuentos, largos, inmensos, llenos de talento, de letras, de entusiasmo. 

Yo ahora quiero ver que veo claro. Si te dicen por ahí que entregarse es lo mejor, no te lo creas, no se entregan las cosas para quedarse sin ellas, se entregan porque después obtienes lo que andabas buscando. No te engañes, pero eso es bueno, yo alumbro mi cuarto para que me de luz, ella y yo nos alumbramos, sin mi ella no es nada, no tiene manejabilidad, yo si... y eso le gusta, la luz y yo nos entendemos por que participamos en empatía. Yo estaría ciego sin ella. Que no me la quiten por que me dejaría parte de los rincones sin examinar. 

Yo que hasta ayer solo fui un hombre sencillo, hoy soy guardián de mi existencia, soplo y lo vuelvo a crear como si nada, paro las horas de cada reloj y pinto de colores la sonrisa, levanto una torre con el pensamiento a toda prisa, conozco bien cada herida, cada ser, conozco bien cada guerra de la vida y del amor. Dibujo un paisaje y lo revivo, en un bosque de lápiz y confecciono un lazo y hago un paquete de bonito papel para envolver la vida. Tiemblo cuando veo morir a la gente que muere, sin causa, sin querer, simplemente por que si. ¡¡Vaya!! ¿será por que sí? Lloro por ellos, pero es porque siento pena, pena por que se van, y no sé dónde, nadie lo sabe y me crea confusión, y escondo lo que podría ser una aventura reflexiva.

Si pudiera tener en mis manos la más autentica sabiduría para dejar caer una lona transparente y cubrir al mundo de todos los peligros que corremos los que estamos debajo, a buen seguro que la fabricaría aunque fuese dejándome los ojos tejiéndola por las noches que es cuando hay más silencio y cuando los búhos dan los buenos días. Haría de crema blanda la envidia, la rabia, la violencia, y todo lo que ahora es de hierro y pesa, pesa como a grandes toneladas pesa la miseria. Haría y de forma incondicional viviendas de fresa para los niños que comen tierra y carne vieja... solo porque no me clavasen la mirada triste del hambre en mi estomago, pues me llega hasta con pereza y no puedo digerirla. 

Sería posible que cuando las alondras bajan a comer, se encontrasen con que los amigos más fieles y seguros que andan por la ramas, se encuentran mirando como caen las hojas y como se forman mantas enteras en sus patas para chascar el sonido que les hace propietarios de lo caído de eso que después aplicaran para mecer a sus retoños. 

Sería posible examinar el agua que cae desde mi boca pasando por mi garganta y que mientras esta en mi boca me nutre, cuando no está, descanso, y cuando ya casi no la noto seguro que pide paso para escapar por mis poros... quizá deje que se vaya, pero no se qué tengo que todo lo que pasa por mi, me gusta que se despida. Con esto quiero y te quiero decir que me nutro de la vida, de lo que ella tiene y me ofrece, y que hay para todos, que no se agota, tanto como grande es el universo, y grande es, pero casi podemos guardarlo en una mano, seguro que cabe. 

Cierra los ojos y lo veras tan pequeño que te asustará saber que no es más grande que un grano de arroz. Es grande por que ocupa, pero pequeño porque se dice pronto. Te digo que no hay que desesperar en medio de las más sombrías aflicciones de la vida. Seguro que en las nubes negras, que las hay, siempre caerá agua clara y limpia, fecundante, y llena de fuerza. Te digo que cuando la nieve se deshace, es porque el sol la alumbra, y le da calor. Seguro que después sabrá por donde tiene que circular y correr, regando los campos, cubriendo la tierra, y dando de beber a las montañas. Finalmente te digo que me derrito por dentro si me dedico a mirar con buenos ojos al mundo, y bebo de las maravillas que hay. Por si acaso se acaban y con ese temor, te digo que las voy a barrer para el día de hoy porque no puedo dejar que pase y se me vaya su riqueza. He preparado muchos sacos vacíos, para pronto poder llenarlos... y recuerda, no es más rico el que más tiene... 

Y yo, quiero ser pobre para llenarme de riqueza.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Genocidio

El Fallo de la sentencia del Tribunal Penal Internacional había sido clara: era culpable de genocidio y debía ser condenado a muerte. Correría la misma suerte que los millones de espermatozoides que había exterminado cuando tuvo su polución nocturna.

lunes, 16 de junio de 2014

Y uno se cansa...


... del yo disfrazado de nosotros.

Y se harta del huracán de los susurros que ceden a la ligereza de la brisa.

Y se hastía de los te quiero comprometidos en la borrachera del orgasmo.

Y se aburre de escribir capítulos en historias que se repiten.

Y se llega a saciar de la decepción que supone el llenar su vacío de mas vacío.

Y se fatiga de caer y volver a levantarse en atajos que no llevan a ninguna parte.

Y se satura de romperse en mil pedazos para recomponerse con unas piezas que nunca más volverán a encajar.

Y se rinde ante la evidencia de las palabras huecas.

Y de acabar una realidad para volver a empezar otra quimera.

Y se asquea de perseguir una mentira cargada de reproches de ida y vuelta.

Y uno se agota de sostener la esperanza propia y ajena. Por eso es necesario pararse en el camino, tomar aire, coger la brújula y esperar a que marque de nuevo la dirección de mi vida.

lunes, 2 de junio de 2014

¿Y tú qué vendes? (segunda ¿y última entrada?)

El argumentario que utilizamos como reclamo para conseguir ventas puede llegar a límites más que aceptables cuando se trata de airear miserias. Aquí existe una tendencia “quasi” universal a divulgar las propias. Esa técnica puede ser eficaz como contacto inicial del que compra, pero hay que manejarla con mucha habilidad ya que corremos el peligro de aburrir a nuestros y nuestras interlocutores si piensan que ya han hurgado suficientemente en ellas. Si queremos mantener el interés de quién nos lee, tendremos que exprimirnos las neuronas para intentar darle a los hechos de nuestra existencia, el toque escabroso que el comprador o compradora demanda. Cuanto más tormentosa sea la experiencia, más éxito se tendrá de público como si se cumpliese una regla matemática universal de la desdicha.

Y es que la felicidad no vende. Si ponemos un hecho agradable a duras penas merecerá un comentario que, generalmente, será un lacónico: “Que bien. Me alegro mucho por ti”. Como mucho pondrán exclamaciones a esas palabras para darles mayor fuerza“¡¡!!” y algún que otro “emoticono” al uso “;-)” . No obstante, habremos perdido un comprador o compradora.

Los traficantes de vidas propias suelen caer muchas veces en el gregarismo. Generalmente se juntan en grupúsculos de intereses similares y, los miembros que pertenecen a él, van explicándose su existencia cotidiana basada en la desgracia y que gira, fundamentalmente, sobre un mismo eje. Amores y desamores. Un círculo vicioso que finalmente acaba por el aburrimiento del colectivo que se disgrega a los miembros hacia otros colectivos de igual espíritu desgraciado pero con otros integrantes a los que les acabaremos escribiendo las calamidades de siempre.

Ahora bien si buscamos el éxito comercializando con vidas, dónde se obtiene éxito seguro, es aireando las ajenas. Los dardos lanzados al corazón de las existencias ajenas son alimento codiciado. Y el máximo éxtasis, donde se reclutan legiones de seguidores es cuando los enfrentamientos, las trifulcas se hacen públicas. Nos encanta observar como nos despellejamos. Disfrutamos contemplando la provocación, la reacción y el desenlace. Si ese resultado es desagradable, mejor. Si leemos en las páginas de los y las provocadores y provocadoras, de esos y esas que hacen del desprecio a los demás cosa de comercio, están a rebosar de comentarios y es que, tenemos una tendencia a creer que el pendenciero o pendenciera se rendirá ante nuestras palabras. Craso error. Si le entramos “al trapo” o sin él, recibiremos el castigo a nuestra osadía. Y así seguirán, renovándose en el improperio, renegando de los programas de televisión como Gran Hermano, La Casa de tu vida o, la madre de todos ellos, “Sálvame” pero mirándolos de reojo, no porque crean que les han copiado el guión, sino para nutrirse de nuevas ideas.

Y ya solo me quedan las excepciones. Los que no venden ni un lápiz o, ya que estamos en el medio, ni un bite. Esas páginas son las que se dedican al puro placer de escribir, al mimo de la palabra, al arte de comunicar. Son verdaderas joyas literarias, anónimas y que lo seguirán siendo por mucho tiempo ya que no nos acercamos a ellas. Al menos, no lo suficiente. Comentamos poco en ellas. No nos interesan esas emociones ¿o tal vez no las entendemos? Da igual. Seguirán existiendo porque, como decía el poeta, “podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía"


viernes, 30 de mayo de 2014

¿Y tú qué vendes? (1ª parte)




Estamos en estos lugares mal llamados virtuales porque, nos guste o no, tenemos algo que vender y esperamos obtener por ello un precio. No es dinero lo que queremos a cambio. Al menos no es esa la finalidad directa de nuestra venta aunque, el papel moneda, acabe apareciendo en un momento u otro.

Como el medio lo permite exponemos nuestros productos como si lo estuviesen en las vitrinas de cualquier supermercado. Para conseguir la transacción utilizamos unas técnicas de márqueting (Lo se. Odio las "k" excepto en mi ropa interior) rudimentarias, pero muy efectivas.

La primera de ellas es ofrecer sexo. El propio y el ajeno. Estas páginas ofertadoras de sexo son las más visitadas, laureadas y comentadas y sus autores y autoras, los y las más adjetivadas como sensuales, valientes e, incluso si la letra que acompaña a las imágenes tiene cierta coherencia en la exposición, inteligentes. Cuanto más explícito sea el sexo, mejor. El sexo es algo que se vende mucho; siempre hay compradores y compradoras para el sexo. Compradores y compradoras ávidos y ávidas de buscar una justificación literaria a un instinto por lo demás muy natural. Tan necesario como el comer pero, les parece que escondiendo tras las palabras esa exigencia corporal, estarán mejor vistos.

Algo más complicado es saber qué esperamos obtener cuando mercantilizamos el sexo. Apuntaré algunas posibilidades.

En el momento que mostramos en alguna imagen alguna parte de nuestra anatomía que permanece normalmente oculta en las relaciones sociales de nuestra vida física o bien, imágenes en las que nos estamos haciendo un autohomenaje es decir, masturbándonos, se busca además del morbo que nos produce exhibir nuestro propio cuerpo y que éste merezca el aplauso público, se busca además, atrapar mentes. Si. Atrapar mentes. La reacción primaria ante la contemplación de lo prohibido, si nos es agradable, es estar pendiente de ello para cuándo se vuelva a repetir. En otros términos, "quedarse colgado o colgada". El placer que se siente al atrapar una mente y hacerla funcionar a nuestro antojo es superior al que se pueda experimentar con cualquier orgasmo. Probablemente quién se exhibe de ese modo sea porque, a su vez, tiene otra mente que la domina y precise hacerse de esas voluntades. Para reafirmar la suya.

Otras veces, quizá las que más, lo que se pretende es cosechar sexo a cambio del que ofrecemos. Pero como ir pidiéndolo así, a bocajarro, es rechazable, lo tenemos que disfrazar con mejor o peor tino. En este caso nos vamos a encontrar con páginas adornadas de imágenes sugerentes o explícitas, tanto da, que van acicaladas con textos propios o ajenos y que procuran ser románticos. No nos engañemos. El destino final, la venta es de sexo y se espera recibir el puro goce sexual ¿Qué sentido tiene, sino es así, acompañar una imagen nuestra o extraña como a uno o una le o la trajo al mundo o poco más junto a un texto, pongo por ejemplo, de Salinas, Becker, Benedetti o seguida de la letra de las canciones de Sabina o Joan Manuel Serrat? Pues símplemente eso: deseo puramente carnal, que es ni más ni menos, el precio que queremos por ello.

Nada más hay que leer los comentarios que se hacen a las ilustraciones, que no a los textos, de esas páginas y hacerse la siguiente pregunta: ¿Los y las visitantes de esas páginas serían los y las mismas de no existir una imagen gráfica lo suficientemente sugerente y explícita de nuestro cuerpo o el ajeno? Por supuesto que no. Leer detenidamente cualquier texto que acompañe una imagen de esas. Si son de autoría propia, no copiados, son, digámoslo, infumables. No hay quien aguante su lectura. Pero eso no importa, esas páginas tienen y seguirán teniendo su coro de aduladores y aduladoras que se escriba lo que se escriba, siempre encontrarán el lugar lleno de dulzura, sensualidad y, sobre todo, una fuerza de atracción irresistible. Esos autores y autoras serán los y las que luego clamen, llegada la hora de profundizar en el conocimiento de alguno o alguna de sus habituales, porque sus páginas estén pobladas de cazadores y depredadores en sus versiones masculina y femenina. No creáis que se apartarán ni un ápice de sus técnicas de venta, a fin de cuentas eso es lo que quieren, eso es lo que buscan. Aunque nos engañen. Aunque se engañen.

domingo, 25 de mayo de 2014

El mejor gobierno


Esto de acertar en el mejor gobierno para un país no lo encuentro tan complicado. El saber qué equipo aplicará la mejor política económica, quién se acercará más al estado del bienestar, no es tan difícil. Quién o quienes nos procurarán o acercarán a la trilogía de la vida: "salud, dinero y amor" es tarea sencilla. Me explico. Cuando se hacen públicas los resultados de las principales empresas españolas, año tras año, ejercicio tras ejercicio, invariablemente desde su fundación, podemos ver o escuchar que "El Corte Inglés", esos grandes almacenes, incrementan sus beneficios con respecto al año anterior. Este, ni más ni menos, que un 30%. Y pensar que nuestro País se da con un canto en los dientes con incrementar el P.I.B. en un 3%.


No, no soy un ser materialista y no solo pienso en los resultados económicos. Se que son importantes la salud y el amor. También eso nos lo solucionan los grandes almacenes, porque ¿quién ha pasado frío o calor en el interior de cualquier sucursal de "El Corte Inglés", sea verano, otoño, invierno o primavera? ¿quién no ha encontrado un ambiente saludable en cualquiera de las dependencia de los almacenes ? Como mucho algún que otro resfriado, pero nada más. Lo del amor ya es otro cantar, pero con la despensa y el bolsillo llenos y sin necesidades de "Viagra" inmediatas, el amor debe venir por añadidura. Así pues, como corolario, debemos cambiar nuestro gobierno por el Consejo de Administración de "El Corte Inglés" que es el que, hoy por hoy, nos acerca más al "Mundo Feliz" y quién cubre nuestras necesidades con abundancia.


Y cuando digo que nos debiera gobernar el consejo de administración de "El Corte Inglés", es a modo de ejemplo. No es que haga proselitismo de esos grandes almacenes o que les tengo un trato de favor. No. Se podría arbitrar un sistema muy simple. Nada más nos tendríamos que poner de acuerdo en elaborar una lista de las principales empresas del País y, aquella que tuviese mayores beneficios económicos, sería su consejo de administración o los gestores de la misma quién nos gobernaría. ¡¡La cantidad de problemas que ahorraríamos!! . De entrada el ahorro del gasto electoral, que no es poco, aparte del "bombardeo" propagandístico de las diferentes opciones políticas. Y no quiero ya ni pensar, hablando de política, de los señores que la hacen... ¡¡¡ que descanso !!!.


El modelo propuesto tiene el valor añadido de que es exportable a todos los países del Mundo, con lo que al tener similares sistemas de gobierno, no tendríamos los sobresaltos de la prima de riesgo o cuando a cualquier gobernante le da por montar una guerra en algún lugar del planeta. Al final, haciendo desaparecer a todo esa fauna política, además de favorecer a los mortales que somos nosotros, ellos también saldrían ganando porque se dedicarían a lo que en realidad saben hacer. Nada.

lunes, 14 de abril de 2014

El poder del No



No es no y hay una sola manera de decirlo.


No.


Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos.


No se dice de una sola manera.


Es corto, rápido, monocorde, sobrio, escueto.


No.


Se dice una sola vez, No.


Con la misma entonación, No.


Como un disco rayado, No.


Un No que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es No.


Un no que necesita explicaciones y justificaciones no es No.


No tiene la brevedad de un segundo.


Es un no, para el otro porque ya fue para uno mismo.


No es No, aquí y muy lejos de aquí.


No no deja puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba.


No es el último acto de dignidad.


No es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes. No, no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos; ni con pena y menos aún con satisfacción.


No es No, porque No.


Cuando el no es No, se mira a los ojos y el no se descuelga naturalmente de los labios.


La voz del No, no es trémula ni vacilante, ni agresiva, no deja duda alguna.


Ese No, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro.


Y sólo quien sabe decir No, puede decir Sí.

domingo, 6 de abril de 2014

Lo que de verdad importa


No hay más que echar una ojeada a nuestro entorno para saber qué es lo que nos preocupa. Este fin de semana había que mirar a Barcelona. A la ciudad de Barcelona donde siempre ocurren cosas…  Veamos. Barcelona tiene un censo electoral de 1.163.556 personas y todas ellas pudieron votar para la elección del próximo  candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona. Lo hicieron 5.534 votantes incluidos algunos paquistanís que no estaban en el censo electoral.  El que salió elegido lo hizo por un 54% de los votantes es decir, 2.988 votos. No fue una gran manifestación de entusiasmo popular por lo que se deduce de los números a pesar de que fueron seis los candidatos que se presentaron. Puedo decir sin temor a equivocarme que votaron sus amigos y poco más.

Unos metros más allí se celebraba un referéndum: el que decidía la remodelación del campo de fútbol del Barcelona, el ya llamado “Nou Camp Nou”. En esa votación solo podían participar los socios del FC Barcelona, unas 118.000 personas con derecho a sufragio. Lo hicieron el 31,65% del censo, 37.535 socios. Ganó la remodelación con un 72,36% de los votos. 

Lo que le recomendaría al candidato del PSC y, por extensión, a cualquier otro candidato de otro partido es que la próxima vez, si quieren una mayor participación ciudadana que es en lo que se computa la democracia popular,  las urnas de votación estén al lado de un estadio de fútbol porque ya se sabe que, en este País, lo que de verdad importa son las pelotas.

sábado, 29 de marzo de 2014

Amanecer a tu lado


Son las siete de la mañana. Me acabo de despertar. O, quizás, no he dormido en toda la noche al saber que estabas a mi lado. Ayer por la noche quise saber, ver, cómo te dormías, cómo sería tu entrada en el mundo de los sueños estando conmigo... Se que tú tampoco querías dormirte esperando lo mismo que yo, pero te engañé. Te engañé haciéndome el dormido y esperando que tu te recostases a mi lado abrazándome muy fuerte, como hacías cuando eras niña con tus muñecos de peluche. No me moví y no veas el esfuerzo que me costó mantenerme en esa posición y que mi respiración no se alterase. Finalmente te pudo el cansancio y tus brazos alrededor de mi cuerpo se fueron relajando. Fue entonces cuando pude cumplir mi deseo y me incorporé en la cama, a tu lado. Lenta y sigilosamente. Tenía miedo que notases la ausencia de mi cuerpo entre tus brazos. Pero, pensé, esa ausencia no iba a ser por mucho tiempo. Así, aguantando mi cabeza con la mano, te miraba. Te contemplaba. Te adoraba. Mis ojos brillaban anegados en las lágrimas que me causaba el inmenso placer de contemplarte así, junto a mí, boca abajo. El pelo te cubría la cara y tu cuerpo descansaba entre las sábanas, desnudo. O casi, desnudo, porque bajo las sábanas se adivinaban unas minúsculas braguitas que guardaban mi puerta de entrada en ti... De esa forma me pasé... ¡¡ pues no se cuanto tiempo !!. Sólo se que cuando mi mano empezó a recorrerte la espalda, había algo de claridad en la habitación. Suave y dulcemente empecé a viajar por tu cuerpo, desde los hombros a las nalgas, apenas rozándote, sintiendo el leve hormigueo eléctrico de la piel excitada por la piel. Aún dormías, aunque tu respiración ya no era tan profunda ni tan pausada. Daba la sensación de que me había conseguido colar en tu sueño y, en sueños, empezabas a reconocer los dedos que te acariciaban...


Muy despacito, mis dedos empujaron la sábana que te cubría dejando al descubierto tu cuerpo, perdido, relajado, brillante, hermoso... Y con esa visión noté cómo mi pene iba creciendo poco a poco... Como fluía la sangre en mi interior con sólo contemplarte... Cómo se despertaban mis sentidos al conocer el futuro inmediato... Me acerqué un poco más a ti, sin rozarte. Retiré el pelo de tu nuca y con ello ya tenía el camino franco desde ese lugar hasta tus pies... Y empecé el recorrido con mis labios. Un leve roce en tu nuca... Creo que fue en ese momento cuando adquiriste consciencia de donde estabas, pero esa misma consciencia-inconsciencia hizo que te quedases así, quieta, dejándome hacer a mí. Luchando por permanecer en el sueño, en esa ola de placer que se nos avecinaba. Mis labios recorrieron de punta a punta tu cuerpo. Desde la nuca, pasando por esa vena de tu cuello que indica el camino a seguir por tu espalda, notando como la piel se eriza, responde al estímulo del amor y del placer... Hasta llegar a tus nalgas, redondas, firmes, duras... Y allí me entretuve con mis labios....y con mi boca que quería besarlas... con mis dientes que deseaban mordisquearlas.... con mi lengua que se moría de ganas de colarse entre ellas y alcanzar la fuente que empezaba a brotar muy cerca... Pero quise aprovechar el momento y la oportunidad que tenía ante de mi de poder hacer contigo el motivo de mi placer, y continué el viaje más abajo con el fín de que fuese más duradero. Por tus muslos, detrás de tu rodilla y hasta llegar al talón... Cuando estaba en ese lugar, casi sin darme cuenta, te giraste hasta quedarte boca arriba... Tenías los ojos cerrados y hubiese pensado que estabas dormida si tus pezones erguidos y duros no delatasen que ya estabas viviendo el sueño. No me importaba que siguieses en ese estado de duerme-vela. Es más, el juego me estaba excitando aún más...

Pasé mi lengua por entre los dedos de tus pies, chupándolos, sorbiéndolos hasta dejarlos completamente bañados de saliba... La delicia de ese gusto me animó -por si no lo estaba lo suficiente- a continuar el camino a la inversa... Los labios se pasearon por tus rodillas, tus muslos... Resistieron, no se cómo, la tentación de meterse entre tus muslos, rodeando su interior por las ingles, casi descubiertas de tela. Y, desde ese lugar, pasando por el costado, llegaron hasta tu pecho. Ahí si que no pude evitar el que mis labios se parasen, justo debajo de tu pecho. Me encanta tanto el poder abrazar tu pecho con mi boca... Me causa un placer tan enorme el saborear tus pezones erguidos, tiernos, suaves y duros a la vez, con mi lengua... Estuve un buen rato lamiendo, acariciando con mis labios, sorbiendo, chupando. Hasta que noté cómo tu respiración se agitaba, como tu cuerpo se arqueaba a pequeños impulsos y cómo tu boca se entreabria. Comprendí que el calor que estabas sintiendo había resecado tu boca... Y fui en busca de ella... La encontré con el sabor dulce y fresco de la mañana... Nos regalamos un largo beso. Nuestras lenguas se enroscaron con esa ternura de los amantes que quieren que el momento no se acabe nunca. Con el afán de hacerlo eterno. Te abrazaba y ya me puse muy junto a ti, para que notases, palpases, acariciases toda la extensión de mi excitación, de la dureza de mi pene en contacto con tu piel.

Separaste las piernas menos de un palmo, lo suficiente para invitarme. Ahora, mientras nos besábamos, eran nuestras manos las que acariciaban nuestro cuerpo. Bajé mi mano por tu pecho, acariciando tus pezones, pellizcándolos, suavemente eso si, con mis dedos... Bajando por tu vientre y llegando hasta tu pubis que se ofrecía generoso. Mis dedos se entrelazaban con tu vello, peinándolo suavemente, evitando a conciencia ir más allá, donde termina... Quise que tu deseo llegase al límite. Que me pidieras, me suplicaras la caricia. Tanto como yo lo estaba deseando en ese momento en que mi pene no paraba de crecer entre tus manos que lo acariciaban... Sin poder aguantar un segundo más, te pusiste sobre mi. Todas las protuberancias de la parte inferior de mi cuerpo fueron encontrando huecos donde anidar sobre ti. Mis rodillas en tus corvas, tus nalgas en mis ingles, mi vientre en tu cintura, mi pecho entre tus omoplatos. Llevé mis manos hacia tus pechos, sintiendo el placer sólido de la presión suave y glandular de ellos. Descansaste todo el peso sobre mí y nos abandonamos tácitamente a la exclusividad de nuestro placer recíproco.

¿ Te has dado cuenta que hacer el amor es como una tregua, un lapso de tiempo durante el cual pudiéramos aliviar la alienación y encontrar una comodidad pasajera en la unión de nuestra comunicación física ?. En ese momento, cuando se hace el amor el lenguaje es elemental y las cualidades están claras: sí, no; pasión, ternura; dentro, fuera; agresividad, pasividad, y así sucesivamente a lo largo de toda la experiencia. Cuando imagino que hago el amor contigo, la disposición de ánimo que tengo adopta la forma, cuando no la esencia, de una expresión que comprende la música, incorpora la danza y alcanza la poesía.

En un movimiento algo impreciso, me puse encima de ti. Dejé caer mi pene debajo de tus nalgas. Mi glande acarició el borde de los labios de tu vagina. Su pelo cosquilleo mi piel. Fui bajando mis manos hasta el hueco de tu tórax y estómago vulnerables. Puse mis palmas sobre tu vientre y empecé a jugar con mis dedos en tu vagina, arañando y presionando en los pliegues sensibles. Luego deslicé un dedo dentro, donde la humedad empieza, y lanzaste un grito sofocado que estremeció todo tu cuerpo. Mi pene alcanzó el límite máximo de dureza y lo empujé contra la entrada de tu vagina. Mi pelvis empezó a balancearse, forzando la entrada de mi pene en la cálida abertura de tu entrepierna. Cuando empezaste a gimotear, a jadear, me sentí completamente duro. Ahora mi pene se apoyaba en tu clítoris, excitándole, incitándote. Empezaste a moverte muy rápido, tratando de atrapar mi pene en tu vagina, pero yo me escapaba y seguimos el juego. Hasta que me susurraste que te penetrara y me quedara allí. En tus entrañas... ¿ Te has fijado en la riqueza de sensaciones que se experimentan en ese momento ? ¿ Verdad qué sabes que si te eludo cuando parece que vamos a llegar al orgasmo, es símplemente para que alcances tu máximo nivel de energía ?. Levantaste y aplastaste tus nalgas contra mí en casi una súplica y las oleadas cálidas que me recorrieron por dentro aceleraron mis movimientos, confundiendo todas mis posturas e imágenes. Y cuando ya no pude resistir más la tensión, tu vagina me atrapó y me hundí en ella con un fuerte grito de placer-dolor, y empecé a nadar en la deliciosa, cálida y espesa hondonada de tu cuerpo.

Te pusiste de rodillas y extendiste el torso, con los brazos apoyados delante de la cabeza, ofreciéndome tu centro, para que te penetrase a mi propio ritmo y velocidad. Estabas bien, te notaba bien permaneciendo quieta, dejando que las sensaciones te inundaran. Hicimos así, el amor durante casi una hora, pasando por docenas de cambios, algunas veces aplastándome brutalmente dentro de ti para después acariciarte suavemente los labios internos en los bordes con la punta del pene; o balanceándome de un lado a otro, de forma errática, para luego serenarme, sintiendo la palpitación de mi órgano en lo más profundo, como un submarino en una gruta a la escucha de sus ecos. Me introduje en tí con golpes iguales, hasta estallar en tu interior. Me erguí y te volví a penetrar hacia abajo en pronunciado ángulo y luego me dejé caer para que hiciésemos el amor desde abajo e irrumpir en el techo de tu vagina. Hice el amor con tu olor, con tu visión, con tus posibilidades. Finalmente, te puse sobre tu costado derecho y levantaste una pierna, contemplando cómo mi pene se hundía en tu entrada...Estabas toda, vello mojado y calor tembloroso. Tuviste un orgasmo.

Y cuando me sentí físicamente cansado te pusiste de rodillas, como si rezaras en la iglesia; doblaste la cintura, poniéndote hacia delante, la espalda curvada y el vientre colgante, con la vagina dispuesta para la penetración más profunda, y me entregué a un movimiento sin obstáculos, moviendo con rapidez mi pelvis, dejando fluir libremente la energía de todo mi cuerpo, gozando del placer violento de tu vagina cogiendo y sosteniendo mi pene mientras me deslizaba dentro y fuera de ti....Dejé que el esperma brotara y se derramara dentro de tí. Di un grito como si la vida se me fuese en ese instante cuando era la vida lo que venía... ¡¡ que paradoja !!

Poco a poco fuimos hundiéndonos en la cama, extendiendo el cuerpo, tú sobre mí, ambos exactamente en la misma postura de antes de empezar a hacer el amor. Y así, abrazados, fundidos el uno en el otro, nos quedamos en el cielo que acabábamos de conquistar y del que no queríamos regresar....Eran las 9 de la mañana...

sábado, 4 de enero de 2014

Empieza el espectáculo del "hombre sombra"



¿Alguien adivina qué artilugio me han regalado estas fiestas? Por cierto la resolución mejorará. Lo prometo.