martes, 30 de agosto de 2011

Mierda



Hace algún tiempo que me encuentro en las cloacas de la esperanza, allí donde van a parar los deshechos de la ilusión. Siento que  me deslizo de un lado a otro de la mentira y no hago nada por evitarlo. Al contrario, cuando más cerca estoy más abajo pretendo ir, como si en los desagües fuese a encontrar alguna salida. Pero es que ha sido tan fácil llegar hasta aquí que me he convencido de que seré capaz de volver al lugar de dónde partí.

¿Qué lugar?, me pregunto. Ya no lo recuerdo. Mi  memoria se ha vaciado por completo mimetizándose con este lugar falto de anhelos, lleno de decepciones. 

Caigo.   

Me dejo llevar hacia el pozo negro. 

Es tan fácil derrumbarse que para qué voy a impedirlo. Nadie me espera arriba si es que alguna vez estuve allí.  

Te fuiste y no vas a volver y yo no voy a salir a buscarte. Podría justificarme diciéndote que he pasado demasiado tiempo dejándome arrastrar por la corriente de la farsa y eso ha podrido mis sentimientos, transformándolos en detritus de sueños. Son tantos los que se han destruido que la esclusa formada es imposible traspasarla. Estoy cansado de escalar, llegar a la cumbre, tocarte y caer. El desaliento me hace quedarme aquí.

Tal vez sea mejor así.

Yo ya no soy el que quisiste que fuese y tu ya no eres quién yo inventé.

domingo, 28 de agosto de 2011

Esclavo



Hoy me ha venido a la cabeza una escena de la película “Blade Runner”, la que ilustra este escrito. 

Hasta hace unos años creía que el hormigueo que sentía (y siento) en el estómago el día anterior a reanudar mi actividad laboral después de las vacaciones, eran los nervios típicos al pensar qué cantidad de problemas me encontraría. Hoy se que es miedo, puro pánico. Miedo a tener que volver y caer en la apatía que me lleva una actividad que se repite día tras día. Miedo a que se me note esa desgana y alguien, con capacidad para pensar y decidir, crea que no estoy lo suficientemente motivado con mi trabajo y prescinda de él. Miedo a perder el "estatus" social y que con ello se desmorone tu mundo. Miedo a afrontar las batallas que plantean los que ambicionan mi puesto. Miedo al cansancio. Miedo a la soledad. Miedo a la traición que siempre planea en los despachos de lo alto del organigrama empresarial. Miedo a no poder responder a los compromisos. Miedo, en conclusión, a la rutina. Y es que a medida que pasan los años llevo peor mi condición de esclavo.

lunes, 15 de agosto de 2011

¡Ya lo tenemos aquí!



Andrés está haciendo cola ante la Conselleria de Benestar Social tal y como viene haciendo desde el primer día del mes de agosto. No es el único que espera pacientemente a las puertas del edificio.  Un centenar de ciudadanos están a la espera que algún funcionario de la Conselleria –que en vacaciones y debido a los recortes del nuevo Govern dispone de un solo efectivo para abrir la sede central de la Conselleria, leer el periódico, ir a desayunar, despachar a los ciudadanos, cerrar la Conselleria, largarse a comer y así hasta el día siguiente que en verano hay jornada “intensiva” y no se trabaja por la tarde, faltaría más- les explique qué ha pasado con los 463 Euros de su Renda de Inserció Mínima o PIRMI que el Govern de la Generalitat ha establecido para todos aquellos ciudadanos y ciudadanas que hayan agotado la prestación por desempleo y no tenga ningún otro tipo de recursos.  

El caso de Andrés es el ejemplo de lo que le ocurre a cientos de familias en esta época de crisis. Cuando tenía 51 años perdió su empleo de oficial 1ª en la empresa de artes gráficas donde trabajaba desde que tenía 21 años. Un E.R.E. (me pregunto porque le llaman “Expediente de Regulación de Empleo” y no “Expediente de Regulación de Desempleo”) se lo llevó por delante dándole sus 20 días por año trabajado correspondientes. Total, 30.000 €uros, que los empleó en rescatar parte de la hipoteca del piso que se compró cuando vino al mundo Francesc, su segundo hijo que hoy es todo un mocetón de 16 años, loco por el fútbol y del Barça como la gran mayoría de los adolescentes de su edad en Cataluña. Xavier, el mayor, tiene 19 años y dejó de estudiar cuando acabó la ESO no porque fuese mal estudiante o no le gustasen los libros –de hecho los profesores del instituto hicieron un escrito pidiendo a la Conselleria de Ensenyament que facilitase, con algún tipo de ayuda o Beca, que Xavier no abandonase sus estudios dada su brillante trayectoria académica, escrito que no obtuvo respuesta- sino porque tuvo que ponerse a trabajar de mozo en el Caprabo (hoy Eroski) cuando su padre perdió el empleo. Los 300 Euros al mes que le dan por las 24 horas a la semana, ayudan a sufragar la maltrecha economía familiar. 

Andrés agotó hace casi un año el desempleo y, como a sus 54 años recién cumplidos no hay Empresa que lo contrate,  hasta el mes de julio de 2011 le habían sido ingresados en su cuenta de “La Caixa”, los 463 Euros del PIRMI que vuelven a la misma entidad que es la acreedora de la hipoteca. Así que este mes de agosto Andrés no ha podido pagar la hipoteca y, a buen seguro, “La Caixa” se lo recordará en forma de velada amenaza que retirará si paga la cuota correspondiente más un 22% de intereses de demora, un importe imposible para Andrés. 

Cuando le llega el turno a Andrés la funcionaria de la Conselleria de Benestar Social, le larga la misma letanía que ha soltado a los demás ciudadanos y ciudadanas que se han acercado a preguntar:

-          Mire usted, la Conselleria de Benestar Social ha decidido modificar el sistema de pago del PIRMI a partir de este mes de agosto, en vez de ingresárselo en la cuenta como venía haciéndolo hasta ahora, le enviará un cheque nominativo a su domicilio.
-          Perdone pero eso me lo está diciendo desde el día 1 de agosto, estamos a día doce y no he recibido nada en casa.
-          Bueno, bueno, no desespere, que seguro que está a punto de recibirlo…
-          Pero es que los intereses de la hipoteca corren y no lo voy a sacar de la comida. Ya me han cortado el gas, no tengo teléfono y de la compañía eléctrica ya me han enviado dos avisos. Hágase cargo.
-          No si me hago cargo, pero yo no le puedo hacer nada. Mire, le tomo nota de su reclamación y si Ud. ve que el lunes…, no el martes que el lunes es fiesta, pues eso, si el martes no ha recibido nada vuelve por aquí para ver si el cheque ha sido devuelto.
-          Eso es lo que me vienen diciendo desde primeros de mes… -murmura con tristeza Andrés bajando la cabeza e iniciando el camino de vuelta a casa con las manos vacías.

Al llegar a casa su hijo Francesc le recibe con una sonrisa de oreja  a oreja y le dice excitado:

-          Papá, papá ¡Ya lo tenemos aquí!...

Andrés  esboza una sonrisa pensando en que ya había llegado el prometido cheque con sus 463 Euros del PIRMI y que, a lo mejor, “La Caixa” le perdonaba los  12 días de retraso en el pago de la hipoteca que a fin de cuentas no eran tantos días…

-          ¡Si papá! –continuaba alborozado el adolescente mirando a su padre- ¡Ya está por fin aquí el Cesc Fàbregas! ¡Ya es jugador del Barça!

Andrés no pierde la sonrisa al mirar a su hijo, a fin de cuentas él no es el culpable que el precio que se ha pagado al Arsenal, C.F. por el traspaso del jugador equivalga a más de 86.300 “PIRMIS”  y es que Andrés no puede dejar de contar en lo que es su moneda.

martes, 9 de agosto de 2011

Mis dos últimas razones para escribir.



Escribo por amor y para preservar la supervivencia de nuestra especie. Así de simple y así de complejo. 

Por amor a la belleza de lo único que nos diferencia de los animales irracionales y nos eleva a la categoría, ideada por nosotros, de racionales: la escritura. La vilipendiada y denostada escritura objeto de furibundos ataques en pro de una supuesta modernidad que amenaza con destruirla. La escritura está en peligro de extinción y desde hace unos años me declaro -en el lugar que haya que declararse- ecologista de la palabra escrita. 

Me declaro defensor de la palabra completa, original y entendible. Me declaro defensor del respeto a todas y cada una de las letras que componen la palabra escrita. Me declaro defensor del acento, los signos de puntuación y, si hace falta, las diéresis. Soy un enamorado de la ortografía a la que he sido infiel en muchas ocasiones -para mi justificación diré que es producto de la Babelia en que vivimos- pero que adoro como diosa pagana: quemándome las pestañas a la luz de un flexo por conquistarla.

Y escribo para preservar nuestra especie. No quiero que la escritura se reduzca a simples signos intentando que todos quepan en nuestro cerebro. Minimizando, por no esforzarse por ella, la escritura, disminuirá nuestro cerebro y, con ello, nuestra capacidad de comunicación. Y la comunicación es lo que nos permite a tod@s estar, por ejemplo, en lugares como éste y darnos cuenta de que a pesar de nuestras miserias, somos capaces de entendernos y hacer que el engranaje de la vida continúe.

lunes, 8 de agosto de 2011

Arrepentimiento



Justo en el momento que le dio a “enviar” al correo electrónico se arrepintió de ello. Trató de de cancelar el envío. No pudo. El mensaje siguió su curso hasta la bandeja de entrada de ella y seguro que no tardaría en leerlo.  Quería decir lo que iba escrito pero dudaba que pudiese cumplir con su despedida.

jueves, 4 de agosto de 2011

Lo que falta


Ambos estaban casados y eran amantes. Aunque nunca lo habían hablado,  ninguno de los dos se planteaba el abandonar a su cónyuge, la  relación en su matrimonio era buena y no ocultaban que mantenían una actividad sexual satisfactoria. No cabían, en ese vínculo, los celos. Él, además, siempre le decía a Ella que no le importaba que se acostase –no para dormir obviamente- con otros hombres siempre que lo compartiese con Él. Eso le excitaba.  A pesar de todo se regalaban palabras de amor y Ella le expresaba –a veces con enfado- que Él era el único que compartía con su marido y que incluso hacía cosas con Él que nunca había hecho con su cónyuge.

Pero llegó un día que Él supo de una conversación de Ella con otro hombre, con otro amante. Él se lo dijo y Ella lo negó a pesar de las evidencias. No se daba cuenta que al negar la realidad estaba negándose la posibilidad de conseguir lo que le faltaba en su vida: un amigo.

martes, 2 de agosto de 2011

El peso de la mentira


Tenemos la tendencia a pesar y a medirlo todo. Así hemos llegado a la conclusión que el alma -para quién cree en ella y parece ser que para los otros también- pesa 21 gramos. Decimos que cuando hacemos el amor perdemos 600 gramos de peso con dicha actividad. Como no me veo pesándome antes y después de tan placentero acto, doy por bueno el estudio.

A mi me gustaría saber cuál es el peso de la mentira pero no he localizado el dato. No obstante su peso debe ser considerable teniendo en cuenta que  el principal problema de salud de la sociedad moderna es la obesidad. Por si acaso hace unos días me he puesto a dieta y ya llevo perdidos ocho "amig@s".