Ernest Hemingway decía que el cuento era la fotografía de un instante... Y yo tengo mucho cuento
martes, 31 de diciembre de 2013
Mi deseo para el próximo año... y sucesivos.
Dos mil trece se irá de la misma manera que vino: arrancando una hoja del calendario. Ojalá las cosas empezasen y acabasen de esa manera tan sencilla.
sábado, 14 de diciembre de 2013
lunes, 9 de diciembre de 2013
Una vez al año...
...no hay infierno ni paraíso, solo el cielo encima nuestro
... no hay fronteras ni países, todo el Universo a nuestra disposición
...sin nada por lo que matar o morir
...sin ninguna religión
...sin posesiones que codiciar
...sin hambre
...ni mentiras que hacen nacer la desconfianza
...compartiendo todo lo que es de todos
...sueña que somos uno solo en busca del mismo ideal de paz
...llámame soñador y únete a mi.
...Me gusta escucharte e imaginar
domingo, 8 de diciembre de 2013
Cuestión de fe
Sabes que cuando te tiras a un abismo lo más probable es que no haya nadie ni nada que amortigüe tu caída. Por eso el amor es una cuestión de fe. Cuesta creérselo.
lunes, 2 de diciembre de 2013
Comunicación incomunicada
Desde hace años cada día cojo el
transporte público para ir a trabajar y es curioso cómo han ido variando las
costumbres de los que viajamos en él. Antes subías al metro o al autobús y a
fuerza de verte cada día con las mismas personas acababas saludándolas e,
incluso, hablando de cualquier cosa en el trayecto al trabajo. Se forjaban
amistades, se criticaba a quién no te
gustaba, se lanzaban miradas a la chica que te atraía con la esperanza de
capturar las suyas. De alguna forma nos comunicábamos aunque fuese en el
reducido ámbito de un vagón de metro o
autobús. La llegada del teléfono
móvil empezó a transformar nuestros hábitos. Aprovechábamos ese trayecto para
realizar la llamada al trabajo diciendo que llegábamos tarde porque nos encontrábamos
en un atasco o para decirle a la
parienta que no iríamos a comer a casa a mediodía, como si no pudiésemos esperar
a llegar a la oficina y telefonerar desde allí. Cualquier cosa que nos ocurría por muy trivial que fuese
debía ser comunicada al instante. Era la época de la comunicación indiscriminada
y sin filtro. La evolución y proliferación de los artilugios móviles cada vez
más sofisticados nos ha llevado al fenómeno contrario a lo que en origen
pretendían los aparatitos. Nos ha llevado a la incomunicación. Hoy, cuando
subes a un transporte público lo primero que todos hacemos es echarle una
ojeada al Iphone o al android para jugar una partida al apalabrados con un
oponente aleatorio o para leer mensajes de un grupo con el que nos es imposible
mantener el hilo de la conversación. Ya no saludamos a quién nos acompaña en el
autobús o en el metro, ni lanzamos miradas a la chica que está dos asientos más
adelante, más que nada porque tiene sus ojos fijos en la tablet. Ni tan
siquiera nos criticamos. Hay silencio solo roto por el chirriar de las vías del
metro o por los frenos hidráulicos del autobús. Ha llegado un momento en que
nos podemos comunicar con el Universo entero y, sin embargo, nos hemos vuelto
incapaces de hablar con nuestro vecino.
domingo, 1 de diciembre de 2013
jueves, 28 de noviembre de 2013
Promesa
Un escritor escribe para que lo lean, eso le llena de satisfacción. Por los "chivatos" que tengo en esta página se que me leen, menos de lo que quisiera, eso si. Mi vanidad queda colmada cuando el lector comenta lo que escribo y hasta puede provocarme un orgasmo cuando el comentario está relacionado con lo que intento comunicar. Así que en vuestra mano está, cual arma masturbadora, llenarme de placer. Si vosotros lo hacéis prometo tener un orgasmo cada día.
P.S. Eso me sirve para recordaros que mi escrito de ayer está "Sin comentarios". Como eso me cause impotencia empezaré a pedir responsabilidades.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
La belleza no está en el interior
Quedó realmente atrapado por la
belleza de su cuerpo y se propuso hacerlo suyo. Lo consiguió. Cuando lo hubo
poseído de todas las maneras imaginables, pensó que aquella hermosura exterior
no era nada con la que atesoraba su interior y planeó viajar a él. El cuerpo
trató de disuadirle advirtiéndole que quizá no le gustaría lo que encontrase. Cuanto
más intentaba desanimarle, más deseaba entrar en sus profundidades. Llegó hasta lo más recóndito y secreto conquistando
la tierra oculta negada a todos. Fue entonces cuando descubrió que había
quedado prisionero en las cavernas del alma. No había escapatoria. Preso de una
furia animal fruto de la desesperación del reo, reventó en canal aquél cuerpo
para poder escapar. Ninguno de los dos sobrevivió a las heridas causadas.
martes, 26 de noviembre de 2013
¿Y a tí qué te pasa?
Pues nada. No pasa nada. Tal vez ese sea el problema, que no
sucede nada a pesar del empeño que pones en que ocurra algo. Y cuanto más arriesgas
en ello más nada encuentras. Es el precio que pagas por esperar a que llegue
algo en vez de ir a por ello, así que no te quejes porque no todos viven en esa
posición tan cómoda. Otros desisten de la incertidumbre y se convierten en
actores de algo. No se te ocurra preguntarme de qué porque ni yo mismo entiendo
lo que ha pasado en esta parrafada. Tal vez no ha pasado nada... pero no estoy seguro de ello ¿y tú?.
lunes, 25 de noviembre de 2013
Somos estruendo
Somos un estruendo que venimos del silencio viajando hacia otro silencio aún mayor, recorriendo ese camino buscando el sosiego que nos dé la serenidad para alcanzar el final.
martes, 5 de noviembre de 2013
Los colores del otoño
Nunca me dijiste dónde podía
encontrarte. Te he buscado por todas
partes y durante muchos años, tantos como mi edad. No me ha importado porque me
he llevado conmigo el azul del cielo, el rojo sangrante de las hojas de los
árboles antes de caer, el dorado de los pétalos que yacen en el suelo, el pardo
de la corteza de los pinos, el verde del musgo que arropa a las piedras romas,
el amarillo del sol que deslumbra al atardecer, el blanco brillo de la luna y
las estrellas, el grana de los matorrales y el naranja de las flores tardías de
verano. Me he llevado todos esos colores, colores de otoño que te regalaré
cuando vuelva a nacer la próxima primavera.
domingo, 27 de octubre de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
Clases de matrimonio
Hay dos
clases de matrimonios. Uno es el de la pareja cómoda y estable, en la que dos
personas comparten esperanzas y miedos, educan a los hijos como un equipo y se
ofrecen consuelo y ayuda. Te aíslas en él con el convencimiento que es todo lo
que necesitas.
La otra es
la de la pasión salvaje, la locura, la alegría y el sexo, quizá con alguien
completamente inadecuado, quizá con alguien a quién no admiras y que ni
siquiera te gusta. Si tienes la oportunidad de experimentar ese amor loco y
desenfrenado, te aferras a él con fuerza sin importarte las consecuencias.
Lo malo es que esos matrimonios
casi nunca coinciden en la misma persona, aunque nuestras propias carencias
cuando nos encontramos en uno u otro nos hacen creer que sí.
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